DESDE AFUERA

El desafío de la SRE

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México enfrenta un desafío enorme, pero rara vez en condiciones tan desventajosas como ahora

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México enfrenta un desafío enorme, pero rara vez en condiciones tan desventajosas como ahora.

Los problemas del gobierno de Canadá, propiciados por las amenazas del presidente electo estadounidense Donald Trump, ilustran el tamaño del reto que deberá sortear el canciller Juan Ramón De La Fuente.

De entrada, y con todos sus buenos deseos, enfrenta el mismo problema que el resto del gobierno federal: falta de fondos. Esa escasez se traduce en que haya muy poca movilidad en las embajadas, aunque pueda haber cambios, sobre todo para hacer lugar a prioridades del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Pero en otros casos, es posible que el país y el servicio exterior mexicano, queden atascados con embajadores de una eficacia cuestionable, con motivaciones personales y amigos poderosos dentro de la "cuatroté" o ideológicamente inclinados hacia el gobierno que visitan.

El canciller de la Fuente ha hecho del servicio a los mexicanos en el exterior, quizás su principal tema de trabajo. Es explicable y justificable: más de 11 millones de mexicanos - incluso alrededor de cinco millones indocumentados - constituyen una diáspora importante, y de hecho la inmensa mayoría se encuentran en los Estados Unidos, donde también están 53 de los 67 consulados que tiene (el país) en el mundo.

Que algunos de esos cónsules pueden ser considerados como por debajo del estándar es infortunado, pero es una realidad. Algunos de los designados políticos, o más bien de los políticos designados, pueden ser más problema que solución, sobre todo en regiones estadounidenses dominadas por republicanos.

Y para más, la falta de recursos hace que los servicios a los  mexicanos, sobre todo en los Estados Unidos, enfrenten ya déficits importantes: la emisión de documentos, los servicios legales, los trabajos de defensa de los migrantes, las necesidades de repatriación, no son gratuitos, tienen costos reales.

Y si pasamos al tema de embajadores, la mayoría desempeñan su trabajo con mejor o peor calidad, pero también dependen de los recursos que pudieran recibir. Y la verdad sea dicha, la mayoría tiene un presupuesto insuficiente: las embajadas de México, especialmente en países fronterizos, son importantes para México, por razones políticas o comerciales, cuando no las dos y algunas otras causas al mismo tiempo.

En ese marco de pobreza presupuestal, cuando algunos embajadores tienen que usar recursos propios para completar las necesidades de su trabajo, la ofensiva del presidente electo Trump para colocar a México en una posición política de desventaja, ni siquiera puede encontrar resistencia en términos de imagen o fama pública.

Damian Carmona pasó a la historia en 1867, cuando durante el sitio de Querétaro contra el ejército conservador de Maximiliano, al estar de guardia, una explosión destruyó su rifle y sin abandonar el puesto reportó "cabo de guardia, estoy desarmado".

Lo mismo puede decir la SRE.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                   

@CARRENOJOSE

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