ENCUENTRO CONTIGO

¿Por qué se nos complica la vida?

Sin objetivos, no hay motivación y sin esta, el encanto de la vida se pierde y se desenfoca

OPINIÓN

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María Isabel Romero López / Encuentro Contigo / Opinión El Heraldo de México
María Isabel Romero López / Encuentro Contigo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Comencemos diciendo que llegamos a la vida dotados de una maleta de viaje: contiene todo aquello que nos será útil y funcional para transitar de la mejor manera posible los avatares del recorrido; algunos utensilios, por así llamarles, habrán de usarse continuamente, mientras que otros apenas recordaremos su existencia y otros tantos los tendremos olvidados en el rincón de los adornos.

Sin embargo, a veces son estos los que nos salvan porque los muy usados se gastan, se cansan y, junto con ellos, nosotros, pues de alguna manera hacemos cosas que agobian y frustran el alcance de los objetivos.

Porque sabes: sin objetivos, no hay motivación y sin motivación, el encanto de la vida se pierde, se desenfoca; recordemos que motivación, significa motivo. Motivo que mueve a buscar, a querer, a desear, a necesitar sentir, pensar, hacer o decir algo.

Veamos un ejemplo:

Una persona en sus años 30 recibe el diagnóstico de estar presentando una enfermedad autoinmune; aunado a ello, además, su cuerpo muestra los síntomas de menopausia temprana. Ella tiene una relación amorosa con un joven con quien deseaba formar una familia y tener hijos biológicos dentro de unos años.

Comparte con él, la profunda tristeza y desilusión que sintió al recibir estas noticias; él, por su parte, le reafirma que desea ser padre biológico y que ella no debería de preocuparse, pues conoce gente mayor que ha tenido hijos propios sin ningún problema. Esta reacción de él la hace pensar que no la está escuchando y que minimiza sus preocupaciones; ella se aleja emocionalmente y decide ya no hablar con él de sus inquietudes, lo que la hace sentir sola.

Ahora han transcurrido casi dos años y aunque él busca continuar la relación, sus conversaciones incluyen hablar de sus planes a futuro, en donde mantiene vigente su deseo de paternidad. Al paso del tiempo,  ella reconoce que no logra aceptar su nueva situación, se sorprende digiriéndose palabras en donde se expresa enojo y culpa por lo descuidada que cree ha sido con su cuerpo, reprocha lo que considera herencia familiar y se cacha envidiando a mujeres con hijos o en estado de embarazo, lo que la hace sentir más culpable y enojada por albergar sentimientos negativos, lo cual busca solucionar pensando durante la noche cuando no logra conciliar el sueño, por lo que despierta cansada y sintiendo una gran tristeza.

Ante tal situación acude al médico psiquiatra quien receta fármacos para combatir el insomnio y la depresión. Parece que el insomnio ha encontrado una solución; sin embargo, su tristeza y cansancio van en aumento.

El dolor de todos estos eventos es comprensible. Al no aceptar la situación, lo que hace es transformarlo en sufrimiento, con lo que su cuerpo está en una verdadera batalla. Creemos que las guerras se dan entre los pueblos, los gobiernos y las familias, sin comprender que muchas están dentro.

Es necesario valorar a quien nos valora y aceptar las pérdidas, los fallos, los dolores; porque, sabes, los medicamentos son una opción, que debería ser pasajera. Decidir una alternativa interna como el aceptar la historia, es muchas veces más profunda, dolorosa pero también sanadora, ¡Recuerda en momentos de dolor tus anclas, tus motivaciones y propósitos!

POR MARÍA ISABEL ROMERO LÓPEZ
MAESTRA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA INTEGRATIVA 

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