Al Doctor Patán, al margen de la frustración derivada de no poderse organizar unas bodas de plata o así en el MUNAL, le parece que hay mucho moralismo alrededor del uso que le damos en la 4T a los monumentos nacionales, edificios clásicos y joyas de la arquitectura en general. El compañero Borrego, hay que decirlo, estuvo muy trastabillante. Empezó por decir que no se había tratado de una boda, sino de un acto diplomático con Rumania, país hermano, para que luego se evidenciara que sí, que fue un bodorrión, y me lo cacharan en la mentira.
No se lo reprocho. Primero, es evidente que mi Martín lo hizo cegado por Cupido, y recuerden que la 4T es justamente el triunfo del amor. Sobre todo, no se pagó el guateque con dineros públicos, que es justamente adonde quiero llegar. ¿Y si nos dejamos de pacaterías y empezamos a usar nuestro patrimonio cultural para monetizar al movimiento?
Piénsenlo. Mientras el cuerno de la abundancia de Pemex empieza a ahogarnos en petrodólares, cosa que no sucederá así que digamos de inmediato, podemos sacar un dinerito de rentar nuestros mejores espacios, y vaya que urge, luego de los gastos del sexenio del Ex Quinto presidente Más Popular del Mundo. ¿Que el camarada Macedonio quiere promover con una sesión en el Zócalo la película que escribió, esa del festival bielorruso?
No hay problema: a desembolsar (podemos considerar un descuento para integrantes del movimiento, eso sí). ¿Que la Luz del Mundo quiere repetir en Bellas Artes? Cancelas el concierto de la Sinfónica Nacional si hace falta, los haces pasar por la caja con unos buenos fajos de billetes de los que deja la feligresía y, eso sí, checas, antes de dejarlos salir, que siga intacta la colección de arte del Palacio. ¿Que la embajada de Irán, país aliado, quiere convertir la Catedral en una gran mezquita para celebrar la llegada inminente del duodécimo imán, el mesías que volverá a encabezar un ejército de fieles luego de mil y pico de años escondido, para purificar la tierra en nombre de Alá?
Sin problema. Se habla con la Iglesia y, de ser necesario, se aplica la del compañero Paco: amenaza de expropiación. Recuerden que somos juaristas. Igualmente, están que las pirámides mayas para la boda de un millonario excéntrico de la India, que el Hospicio Cabañas para un festival de narco-corridos, y que el Templo Mayor para una fiesta de Puff Daddy. Ah, o Teotihuacán para un encuentro de charrería organizado por los primos de mis bodocones, en el entendido de que no, no pueden pagar con materiales para el Tren Maya. Cash.
En fin, que, lejos de condenarlo al ostracismo social, a mi Borrego deberíamos agradecerle que nos haya abierto los ojos. Es más: creen una subsecretaría de Alquileres del Patrimonio Cultural y sáquenlo del desempleo. Es claro que entiende del tema.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ