MALOS MODOS

Mi boda en el MUNAL

Me vi, sí, emulando. Más o menos: mismo escenario, mismo alcohol de buena calidad, pero contrapunteados por un toque más 4T

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de México
Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Doctor Patán vio el video y dijo: “Voy a ahorrar. La señora de la casa se merece una fiesta de ¿cómo se le llamará?: ¿Revalidación de votos?, ¿Bodas de bronce, plata o algo así? Bueno, una fiesta de eso, en el MUNAL. ¡Vámonos a la plaza de Tolsá!”.

Todo lo del video me pareció admirable y conmovedor, desde el escenario prodigioso que aportó ese edificio; hasta los trajes impecables; hasta la cristalería, que claramente llevaba en la panza alcoholes de muy buena calidad; hasta la delicadeza con que los comensales empuñaban dichas copas, tan ajena —debo aceptarlo— a los modos de la mayor parte de las amistades de su servidor; hasta los violines; hasta esas palabras tan cargadas de sabiduría: “Que cuando peor nos vaya, nos vaya como ahora”, si recuerdo bien; hasta los mensajes en redes a la feliz pareja, con lo del museo y, antes, con lo de la ceremonia en la casa de dios. Bodorrión, carajo. Lo mejor del Porfiriato en el siglo XXI. “Bien —me dije— por el compañero Martín Borrego y su señor esposo, una pareja entrañable y claramente súper cool. Hay que emularlos”.

Me vi, sí, emulando. Más o menos: mismo escenario, mismo alcohol de buena calidad, pero contrapunteados por un toque más 4T: por ahí, unos sarapes desplegados onda noche mexicana en el all inclusive; por allá, una interpretación de la Danza de los Viejitos; en algún momento de la jornada, tal vez una representación del heroísmo de los zacapoaxtlas el 5 de mayo; un poco más lejos, unas de esas como ollas de vidrio de tortería con agua de jamaica y jugo de caña; platitos con cacahuates japoneses para empezar y, obvio, pozole para los que le sigan hasta la madrugada (“No estás solo, Macedonio”). 

Supongo que me explico. Tremenda fiesta, con el Martí dándole al baile de salón, el Doc Monreal hablando de clásicos de la literatura y, dios mediante, la Euge echándose unas rolitas.

Fue entonces cuando llegó el fogonazo cruel de la realidad: lo de Borrego y esposo no fue una boda, sino una celebración estrictamente diplomática de los 89 años de relaciones entre México y Rumania. Pues sí, tiene todo el sentido. 

La 4T es ajena a esa pompa, propia de los años de corrupción neoliberal y, además, el MUNAL debe estar lleno de ceremonias sobre, es un decir, los 73 años de la primera reunión bilateral México-Honduras, los 141 años y medio de la apertura de la embajada de Dinamarca o los 159 años de la llegada del primer cónsul austriaco, todo ello pagado, como la no boda, con fondos estrictamente privados  —sabemos que a los banqueros y empresarios les encanta pagar fiestas diplomáticas para ahorrarle una lana
a la Cancillería—.

Ni hablar: no habrá MUNAL para la señora del Doctor. Pero la vida sigue. ¿Alguien tiene información sobre precios y disponibilidad del Castillo de Chapultepec? Ah, y de potenciales patrocinadores.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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