Los BRICS han estado muy activos en 2024: el grupo formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica creció con la suma de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Etiopía, mientras su cumbre de líderes realizada en Kazán creó expectación: en aquella reunión, se evidenció que Vladimir Putin no está aislado como Occidente quisiera, mientras se especuló que los BRICS lanzarían una moneda común. Tal anuncio no llegó, pero fue ocasión para que más países manifestaran su intención de adherirse al bloque.
En días recientes, Donald Trump se ha referido a los BRICS al amenazar a sus integrantes con imponerles altos aranceles en caso de renunciar al uso del dólar en sus operaciones comerciales y ha declarado que la desdolarización de la economía mundial sería el equivalente a perder una guerra. Tal postura es reflejo de la preocupación de la élite estadounidense sobre las implicaciones de la expansión de los BRICS, algo evidente si consideramos que dicho grupo ha incorporado a países alineados tradicionalmente con Washington, como Egipto y los Emiratos Árabes Unidos: el mundo avanza hacia un orden multipolar.
Hay quienes se han preguntado si México podría integrarse a los BRICS y Claudia Sheinbaum ya desestimó la posibilidad de una probable afiliación a dicho grupo, señalando que su prioridad es fortalecer el T-MEC ante la próxima revisión de tal tratado en 2026.
En este sentido, debe destacarse que si bien el nuevo gobierno federal ha manifestado una actitud distinta con respecto a su predecesor en materia de política exterior mientras nuestra presidenta ha asistido a la cumbre del G-20 en Brasil y ha expresado interés en cooperar en la solución de distintos problemas mundiales, nuestro país no puede desvincularse de su asociación con Estados Unidos al ser el principal mercado para nuestras exportaciones y el origen de las remesas enviadas por nuestros paisanos que sostienen nuestra economía.
Además, ante la inminencia de una relación complicada con Donald Trump por distintos temas comerciales, migratorios y de seguridad, México no puede permitirse agregar otro elemento de fricción en su relación con el magnate que pudiera poner al T-MEC en una condición de incertidumbre, pues cualquier acercamiento con los BRICS sería contraproducente al interés de nuestra nación, considerando la rivalidad abierta que Washington sostiene con Moscú y Beijing. Por tal motivo, México deberá andar con cautela durante los próximos años a fin de mantener la asociación comercial con nuestros vecinos que tantos beneficios ha redituado para nuestra economía.
Nos guste o no, México seguirá siendo vecino y socio de Estados Unidos, por lo que debe mantener una buena relación con aquella nación y no ceder ante la tentación de participar en rivalidades geopolíticas que están más allá de nuestro alcance.
Por Samantha Orozco, Fernando Márquez y Fernando Hernández
Samantha Orozco Jacobo y Fernández Márquez Rosales son egresados de la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac México, mientras que el Mtro. Fernando Octavio Hernández Sánchez es coordinador de dicho Programa académico.
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