Es jueves, te toca la clase de educación física y te pones el short blanco obligatorio a pesar de que tu periodo menstrual llegó sin falta. Revisas y tienes dos toallas sanitarias para todo el día, habrá que ingeniárselas con un bultito de papel de baño improvisado en la ropa interior durante varias horas. Aquí en el pueblo desde noviembre empieza el frío y te la piensas para ir a la escuela porque los cólicos se sienten más con este clima, pero como puedes, te empalmas ropa calientita en el vientre y llegas al salón. Ojalá que nadie se dé cuenta de que estas menstruando, no se vayan a burlar de ti como se burlaron de una de tus amigas la semana pasada que se manchó, y el profe ni les dijo nada. Sabes que tu flujo es abundante y tendrás que ir al baño antes de que empiece la tercera clase y en lugar de resolver el problema matemático escrito en el pizarrón, te preguntas si será mejor volver a casa ya que otra vez no hay servicio de agua en los precarios baños que además se comparten con los varones.
Así es, eres una de las miles de niñas y adolescentes que estudian en centros educativos con carencias de infraestructura adecuada del sistema público del país, ya que en México 54,662 escuelas de educación básica a media superior no tienen agua potable; más de 50,000 no cuentan con baños o no están separados por género; 42,474 no tienen lavamanos y 25,890 carecen de electricidad. Además, te encuentras dentro del 60% de la población de menos de 18 años que vive en hogares por debajo de la línea de la pobreza por lo que la adquisición de insumos para la gestión menstrual representa un lujo para tu familia, en la que además no eres la única mujer.
Con todo esto, los adultos esperan que aprendas, que participes y que no faltes a la escuela, porque dicen, es importante que te empoderes para que no haya más brecha de género. ¿Te suena?
Está de más decir que estás en una desventaja de la que además poco se habla: menstruas y el sistema educativo no está preparado para ello a pesar de que niñas y adolescentes como tú han ocupado los pupitres desde casi siempre.
Por eso, ahora que es el momento, ojalá que quienes toman decisiones sobre cuánto y cómo invertir en el presupuesto federal piensen en esto y destinen recursos para que todas puedan tener garantizado usar un baño digno en la escuela.
Ojalá también que las 11 entidades federativas (Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Morelos, Quintana Roo, Sonora y Yucatán) que desde el 2021 a la fecha han reformado sus leyes estatales de educación sobre el tema, le pongan dinero contante, sonante y suficiente a las partidas para adquirir productos de gestión menstrual y no se conviertan en letra muerta.
Ojalá que tu periodo menstrual no sea un obstáculo para gozar plenamente de tu derecho a la educación, que no sea un motivo para que prefieras quedarte en casa en lugar de ir a la escuela y por ello pierdas aprendizajes Ojalá que quienes lo tienen que entender, lo entiendan.
POR JENY FARÍAS
DIRECTORA DE OPERACIONES Y SUSTENTABILIDAD EN MEXICANOS PRIMERO
@JENYCA
PAL