Política Y Diplomacia Sostenible

El G20 y la insustituible diplomacia presidencial

México país tiene muy buenas credenciales para formar parte del G20, y su jefa de Estado para asistir a las cumbres de sus líderes

El G20 y la insustituible diplomacia presidencial
Miguel Ruiz Cabañas / Política y Diplomacia Sostenible / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La presidenta Claudia Sheinbaum participó en la Cumbre de los jefes de estado o de gobierno de las 20 economías más grandes del mundo (G20), celebrada en Rio de Janeiro, Brasil, la semana pasada. Su asistencia marca el retorno de México a los foros de los principales líderes mundiales, en los que se debaten los temas más importantes de la agenda mundial.

México país tiene muy buenas credenciales para formar parte del G20, y su jefa de Estado para asistir a las cumbres de sus líderes. Somos muy representativos de una porción de la humanidad. México es la doceava economía mundial, el onceavo país en población, el treceavo en territorio, la doceava potencia exportadora, y la primera nación de habla española (la tercera lengua más extendida en el mundo).

Somos una potencia cultural y turística, de pertenencias múltiples. Recibimos nuestra tierra de antiguos pueblos originarios. Somos, a la vez, norteamericanos, centroamericanos, latinoamericanos, caribeños, del Asia Pacífico, con una notable herencia cultural europea, pero también africana, árabe y asiática. Nuestra economía está profundamente vinculada con la de América del Norte.

Es un lugar común hacer notar que el mundo actual está profundamente interconectado. Menos frecuente es escuchar que hoy está políticamente fracturado por la competencia entre China y Rusia contra Estados Unidos, y con una enorme polarización social en muchos países. Las tensiones geopolíticas se agudizan por días, a veces en minutos.

Al mismo tiempo, se profundiza la crisis climática planetaria, y crecen las desigualdades entre los países, y al interior de estos. Un mundo así necesita de voces equilibradoras, de países como el nuestro, una potencia media con acreditada militancia histórica a favor de las mejores causas de la humanidad: la paz, el desarme, la solución pacífica de las controversias, la lucha contra la pobreza, la preservación del planeta para las próximas generaciones, el desarrollo sostenible y la protección de los derechos humanos de todas las personas.

En menos de 48 horas, la presidenta Sheinbaum se entrevistó con los principales líderes del mundo actual, incluyendo a nuestros socios de América del Norte, el todavía presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.

Dialogó con los principales líderes latinoamericanos, los presidentes Lula de Brasil, Boric de Chile, y Petro de Colombia. Se reunió con los jefes de gobierno del grupo MIKTA, una original alianza interregional conformada por cinco potencias medias, en el que participan Australia, Corea del Sur, Indonesia, México y Turquía. También se reunió con el presidente de China, Xi Jinping, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, entre otros.

En los diálogos colectivos defendió las tesis de su gobierno sobre la lucha contra la pobreza y el hambre, y las reformas que deben hacerse a las organizaciones internacionales, como la ONU y los organismos financieros internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para darle mayor peso a las naciones en desarrollo.

Imposible imaginar un mejor uso del tiempo presidencial. El resto de los asistentes habrán notado el retorno de México a las cumbres del G20, representado por su primera presidenta, por cierto, la única jefa de estado mujer entre todos los líderes nacionales miembros del Grupo.

¿Qué beneficios se obtienen de la asistencia de la presidenta Sheinbaum a la Cumbre del G20? Va una breve lista. En primer lugar, impulsar a México para influir más en la agenda global. En segundo, iniciar contactos directos con otros líderes mundiales para establecer un diálogo y relaciones de confianza con ellos, contactos que serán clave para la resolución de temas bilaterales, regionales o internacionales, o para acordar nuevas iniciativas o proyectos.  

La diplomacia presidencial no es delegable ni tiene sustituto. Con el apoyo del Canciller Juan Ramón De la Fuente y el equipo de la SRE, la presencia de Sheinbaum dio un peso mucho mayor a las posturas de nuestro país en la reunión, y en los diálogos bilaterales con otros países.

Su participación es el inicio de su liderazgo en foros globales. Fue una proyección del poder de atracción de México. Defendió directamente nuestros intereses nacionales, e intercambió experiencias con otros líderes sobre políticas públicas que sí funcionan.  

En suma, la presidenta amplió la influencia de México en la compleja conformación de la agenda mundial en una coyuntura particularmente delicada, proyectó al país al lugar que le corresponde en el escenario internacional, e inició contactos con líderes de otros países, en particular con los que nuestro país está estrechamente ligado económicamente, o con aquellos que comparte una visión similar sobre cómo enfrentar los desafíos globales.

En mis clases en el Tec de Monterrey me gusta repetir a mis estudiantes que en la vida diplomática siempre se debe aplicar un antiguo principio: “Haz amigos antes de que los necesites”. La idea es sencilla, pero poderosa. Construye alianzas y relaciones de confianza antes de que surja una crisis o necesidad inmediata.

Si ésta llegara a surgir, tu interlocutor tendrá mucha mayor disposición a colaborar contigo. En Brasil, la presidenta Sheinbaum empezó a construir relaciones de confianza con líderes mundiales que, sin duda, serán muy útiles a México durante los próximos seis años. México está de regreso. Enhorabuena.

*MIGUEL RUIZ CABAÑAS ES DIPLOMÁTICO DE CARRERA Y PROFESOR EN EL TEC DE MONTERREY

@miguelrcabanas

miguel.ruizcabanas@tec.mx

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