La noche del viernes 22 nos fuimos a dormir con la noticia de que la Federación Internacional de Natación (World Aquatics) expulsó a la Federación Mexicana de Natación (FMN), lo cual significa que esta asociación civil ya no tiene el derecho de operar los deportes acuáticos en México y, por lo tanto, Kiril Todorov, desconocido por la WA desde enero de 2022, puede quedarse con el cascarón en el que la convirtió. Al mismo tiempo deberá enfrentar el juicio que tiene pendiente por el probable delito de peculado por el cual fue acusado por la FGR.
Antes de que el Comité de Estabilización —órgano que la WA creó para tratar de ponerle orden al caos que priva en los deportes acuáticos— hiciera público el anuncio del adiós a la FMN, se realizaron varias reuniones a distancia entre representantes de la World Aquatics, la presidenta del COM, María José Alcalá, y el director de la Conade, Rommel Pacheco, en las cuales no se le permitió participar al coordinador de Normatividad y Asuntos Jurídicos de la dependencia del deporte, Ricardo Báez, personaje cercano a Alfredo Castillo, quien antes de llegar a la Conade trabajó en el Cuerpo de Guardias de Seguridad Industrial Bancaria y Comercial del Valle de Cuautitlán Texcoco, Estado de México, donde, recordemos, Castillo fue subprocurador de justicia. Rommel pidió que su jurídico estuviera presente y la WA no lo autorizó.
El organismo internacional no es ajeno a que este sujeto y Ana Guevara extorsionaron a los deportistas y entrenadores de las disciplinas acuáticas. Les dijeron durante una reunión que convencían a la WA de que Todorov siguiera siendo el presidente de la FMN o les quitarían sus becas y cualquier recurso económico. Como no lo hicieron, sabemos que rumbo a París 2024 no tuvieron un solo peso.
Báez es un personaje siniestro y malévolo. Se ganó el puesto que tiene después de que logró zafar al exsubdirector de Calidad para el Deporte, Israel Benítez, de una inhabilitación de por vida y de tener que regresar millones de pesos que malversó. Es muy cuestionable cómo es que el Tribunal Federal de Justicia Administrativa lo dejó ir. Al cabo del tiempo, a pesar de sus antecedentes por los cuales estuvo inhabilitado seis meses, Benítez fue reinstalado, pese a todas las evidencias de corrupción.
Ese mismo Ricardo Báez es quien hoy le calienta la cabeza a Pacheco para que no dé cumplimiento a los amparos que los atletas están ganando para recuperar su dinero. Por no pagarle al clavadista Randal Willars, el juez Décimo Cuarto de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México ya apercibió al secretario de Educación Pública, Mario Delgado, a quien instruyó para que obligue al director de la Conade a cumplir con el fallo. Con Ricardo Baez como su abogado, Rommel Pacheco tiene una bomba que está por estallarle.
POR BEATRIZ PEREYRA
COLABORADORA
@BEATRIZAPEREYRA
MAAZ