En el libro de José Alvarado Visiones Mexicanas y otros escritos recopilación de sus trabajos en los diarios antes citados se lee lo siguiente, “La tarea periodística era compleja en extremo, exigía de la virtuosidad en el estilo -se daba el lujo de escribir artículos sin recurrir al relativo “que” -al conocimiento acendrado de su país y al compromiso con sus causas”.
Además, le eran tan importantes personajes de la Tlaxpana como el “Chiflaquedito y el “Chómpira” Escandón, como los de la “crema de la intelectualidad y los de la alta sociedad”, consideraba al periodismo “noble oficio cuando la mano de quien lo ejerce es limpia, y el corazón valiente”.
Regresamos al texto de Alvarado citado en la entrega anterior, La ciudad de México, “En el Tenampa de día, las tabernas cierran sus puertas y las abren los estanquillos y los vendedores de frutas y legumbres. El sol barre la escoria de la noche y los pasillos de las vecindades de Honduras, recién regados, dejan escapar una limpia humedad y permiten contemplar fugitivamente las macetas de geranios y las jaulas de los pájaros”.
En torno a la figura del autor de Tiempo Guardado SEP/Setentas 1976, se abre un abanico de comentarios acerca de su trabajo, la investigadora María del Carmen Millán, expresa “En su lucha diaria con las palabras, José Alvarado logró dominarlas y hacerse un estilo límpido y amable, tocado levemente de poesía, con frecuencia asoma en sus escritos un sentimiento nostálgico matizado de humor”.
Diversos testimonios de don Pepe Alvarado se encuentran en su libro Luces de la ciudad, acerca de él, Alfonso Rangel Guerra escribió, “No todos los hombres son testigo de su tiempo. José Alvarado lo fue con actitud lucida, honradez y valentía. Presenció muchos acontecimientos y participó en los más”; José Ángel Rendón rememora “Cada vez que regresaba a Monterrey sus amigos lo buscábamos y frente a una taza de café o una copa de vino, escuchábamos su charla, su maravillosa charla matizada de ironía y de color, de erudición y luz, de vehemencia y gracia”.
El escritor Carlos Monsiváis incluyó en el libro A ustedes les consta Antología de la crónica en México, Era 1980, el texto Algún día una lámpara votiva de José Alvarado publicado en Siempre¡, él 16 de octubre de 1968, “Había belleza y luz en las almas de esos muchachos muertos. Querían hacer de México la morada de la justicia y la verdad. Soñaron una hermosa república libre de la miseria y el engaño”.
Agrega, “Pretendieron la libertad, el pan y el alfabeto para los seres oprimidos y olvidados y fueron enemigos de los ojos tristes en los niños…No son, ciertamente, páginas de gloria las escritas esta noche, pero no podrán ser olvidadas nunca por quienes jóvenes hoy, harán mañana la crónica de estos días nefastos…Algún día una lámpara votiva se levantará en la Plaza de las Tres Culturas…”
José Alvarado: “Los reporteros, según se dice, nunca envejecemos del todo, pero, a veces, quisiéramos perdurables algunas de las voces fugitivas del mundo”.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ