COLUMNA INVITADA

Para que la cuña apriete

Por el contrario, que se integre con las mejores personas que todavía creen en la división del poder público y en la imparcialidad de la justicia

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El Director de Estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, de París, Éric Michaud, hace una genealogía muy interesante de la historia del arte en su libro Las invasiones bárbaras. Michaud, quien desde la perspectiva estética concluye, entre otras cosas que, la descomposición de las estructuras romanas fue aparente cuando fueron ocupando su lugar las poblaciones “bárbaras”.

Esto es, el profesor francés coincide con muchos historiadores –como el jurista alemán Theodor Mommsen–: Roma y Occidente no se barbarizaron; por el contrario, los bárbaros fueron los que se romanizaron, en última instancia, se occidentalizaron y así, perfilaron lo que entendemos como Europa (para Michaud desde el arte y para Mommsen la civilización en general).

Con todo esto quiero señalar que, si la reforma judicial –con todas sus imperfecciones y áreas de oportunidad– está vigente puede que sea el momento para aprovechar el momento e intentar mantener la calidad del Poder Judicial de la Federación.

Si la asignación de los cargos judiciales será por la vía de la elección popular, creo que es hora de que los grandes juristas, practicantes, investigadores de renombre, el propio personal judicial con experiencia, llenen esos vacíos y, en la medida de lo posible, traten de sostener la calidad en la impartición de justicia que ha caracterizado al Poder Judicial Federal.

Con esta convocatoria evitemos una colonización indeseable de la judicatura, que las personas juzgadoras no se vuelvan una extensión partidista, un apéndice sometido al vaivén de la política pasional. Por el contrario, que se integre con las mejores personas que todavía creen en la división del poder público y en la imparcialidad de la justicia.

Si la lógica de la democracia electoral y de las repúblicas es que los cargos de ese tipo sean ocupados por las mejores mujeres y hombres, mutatis mutandi, hagamos que las filas de juzgados y tribunales se integren lo mayormente posible con profesionales del Derecho, con prestigio académico, con cultura jurídica, con experiencia judicial y, sobre todo, por un gran amor a México.

La realidad que día a día nos ofrece cubetazos de agua fría cuando vemos como la curul y la arena política se tornan en podios de merolicos y pista circense, nos obligan a evitar que contaminen la justicia mexicana. Que frente a la barbarie mayoritaria, aún haya jueces probos; que ante la aplastante sinrazón de muchos, impere la imparcialidad de la justicia.

La cultura popular es sabia, no en balde el dicho es cierto: para que la cuña apriete debe ser del mismo árbol.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ

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