SINESTESIA

Entre traducción y adaptación

Rodrigo Prieto asumió el reto de adaptar una novela que se resiste al lenguaje cinematográfico

OPINIÓN

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Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de México
Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Desde que Juan Rulfo publicó Pedro Páramo en 1955, múltiples cinematógrafos han intentado llevar el pueblo abandonado y fantasmagórico de Comala a la pantalla grande.

Este año, el fotógrafo mexicano Rodrigo Prieto, asumió el reto de adaptar una novela cuya narrativa fragmentada y atmósfera fantástica parecen resistirse a las especificidades del lenguaje cinematográfico. Ahora bien, aunque su película es la más fidedigna y bien lograda entre las adaptaciones realizadas en el siglo XX, considero que Prieto tropieza en aspectos cruciales que marcan la diferencia entre una gran adaptación y una mera representación.

Pero, ¿qué implica adaptar eficazmente una obra literaria al arte cinematográfico? Más allá de dotar de imágenes audiovisuales a descripciones literarias, una buena adaptación implicaría amplificar el lenguaje literario con recursos únicos a la disciplina cinematográfica.

Sin embargo, en esta nueva adaptación de Pedro Páramo, el deseo de Prieto por mantenerse completamente fiel a la novela termina siendo su mayor defecto. Al final del día, lo que lleva a cabo el fotógrafo mexicano se asemeja más a una traducción de la obra que a una verdadera adaptación. 

Si bien los diálogos de la película de Prieto conservan la riqueza del lenguaje rulfiano, la estructura fragmentada y ambigua que distingue tanto a la novela no se modifica en favor de los recursos que hacen del cine un arte narrativo tan especial y novedoso.

El diseño sonoro que evoca los ecos fantasmales del espíritu de Aldrete o las huellas sin cuerpo que va dejando el galope espectral de Colorado (el caballo de Miguel Páramo) son, quizá, los únicos momentos en los que se percibe una verdadera amplificación de la novela, en lugar de un simple retrato calcado. 

No obstante, estos destellos fugaces de inspiración terminan siendo insuficientes. En su afán por mantenerse fiel a la novela de Rulfo, Prieto desaprovecha por completo la oportunidad de transformar la obra sin necesidad de traicionarla. Después de todo, el mexicano termina concentrándose más en replicar la novela letra por letra y escena por escena que en transmutarla en función a lo que pudiese aportar su traslado a la pantalla. 

Desafortunadamente, la adaptación de Prieto no logra convertirse en una experiencia cinematográfica significativa. Por ello, antes de recomendar la película, yo incentivaría a la gente a (re)leer la novela. 

Si te interesa ver adaptaciones cinematográficas que dotan de una nueva dimensión a obras literarias, te invito a observar Arrival de Denis Villeneuve (una adaptación de un cuento de Ted Chiang titulado La historia de tu vida) o, por otro lado, Amor Indigo de Michel Gondry (una adaptación de una novela de Boris Vian titulada La espuma de los días).

POR TOMÁS LUJAMBIO

COLABORADOR

@TLUJAMBIOT

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