Hoy en México seguimos hablando de sindicalización, de derechos laborales y de seguridad social, sin contarnos toda la historia que representa el aumento tecnológico.
Pueden ser una negación que precede a los grandes cambios, cuando éstos resultan inminentes, justo como sucedió con la reciente pandemia que nos sacudió de pronto pensando que nunca llegaría a nuestro continente, país y luego a nuestras casas. Continuar por esa ruta no significa que las cosas no sucedan, sólo implica que nos puede arrastrar la frustración colectiva al no haber previsto cambios necesarios que seremos incapaces de lograr cuando la permeabilidad de las automatizaciones se instale en otros países.
Tener experiencia y conocimientos, en este campo, para salir adelante, es una necesidad de nuestro país; por ello es importante que la charla que circula alrededor de los temas en los que se permanece, giren 180 grados.
Nadie puede decirse sorprendido cuando en un mundo donde los inventos científicos se centran en un avance tecnológico que no solo se mide por las innovaciones que conocemos, sino por las que aún están por venir; y donde el mayor debate sobre la automatización va encaminado al impacto de los robots en el empleo. No sobre prestaciones, sino sobre el salario universal y los experimentos que rodean la actividad humana.
Bajo ese panorama, una de las mayores fortalezas dentro del T-MEC, es la más vulnerable al avance tecnológico de la industria automotriz. Donde ha generado empleos con ventajas innumerables, entre las que destacan: mejores salarios de trabajadores de planta, capacitación especializada, prestaciones superiores a las de muchos otros sectores, movilidad social y económica y la más importante estabilidad para generar proyectos de vida a futuro.
Pero lo que no se está apreciando es que en diversas plantas de las empresas de la BMW en Estados Unidos, un robot humanoide llamado "Figure 02" está siendo probado en la línea de montaje de carrocerías. Este robot, con un costo de aproximadamente $80,000 dólares y un mantenimiento anual de $4,000, está diseñado para realizar tareas repetitivas y físicamente exigentes y a pesar de su impresionante capacidad para trabajar sin descanso, sus limitaciones son claras, por ahora, pero las ventajas de estos robots son innegables. No necesitan descanso, no padecen fatiga, y pueden trabajar las 24 horas del día, reduciendo significativamente el coste por hora de producción.
Aunque la tecnología aún se encuentra en una fase de desarrollo, lo que está claro es que la tendencia hacia la automatización es imparable, y con ella pueden sepultar todo lo referente al empleo masivo, en esta industria y en otras muchas, para las cuales los derechos laborales que por décadas han tejido una urdimbre en la legislación mexicana podrían quedar inutilizadas. Negarse a tratar estos temas en foros nacionales e internacionales, hace que perdure la ficción de que el trabajo y el salario, seguirán siendo una constante permanente en el desarrollo humano.
China, por ejemplo, planea comenzar la producción en serie de robots humanoides en 2025, aunque muchos expertos consideran que esto es una meta demasiado ambiciosa. Se espera que en los próximos dos o tres años, la introducción de robots en sectores industriales como la minería, la medicina, industria farmacéutica, y, por supuesto, la automotriz, serán una línea en crecimiento.
Por supuesto, de instalarse fábricas chinas en nuestro país, con el giro automotriz, siempre tenderán a una versión tecnificada, y con menos personal, lo cual está planteado entre 2026 y 2028, cuando los robots comiencen a estar presentes de manera significativa en las fábricas.
La clave del éxito de estos robots en el futuro radica en su autonomía ya que la próxima generación de cibertrabajadores serán capaces de aprender por sí mismos, ya sea a través de órdenes de voz o por observación, lo que les permitirá automatizar tareas que hoy en día se consideran imposibles de mecanizar. Sin embargo, este futuro no necesariamente implica la desaparición de puestos de trabajo. En lugar de reemplazar por completo una plantilla, lo más probable es que humanos y robots trabajen juntos en una especie de colaboración simbiótica. Mientras que los robots se encargan de las tareas repetitivas y peligrosas, los humanos seguirán siendo esenciales para supervisar, tomar decisiones complejas y gestionar las situaciones imprevistas.
Pero ¿a qué personal no nos estamos refiriendo? Sólo serán aquellas personas con capacitaciones específicas para las que hoy sólo se están formado en grupos de élite educativa o en el extranjero. Por lo que la masividad de la educación tradicional que no es compatible con el cambio de la nueva era industrial y de servicios digitales, tendrá como consecuencia un desplazamiento laboral por causas de analfabetismo tecnológico.
Por ello, la situación en cada país y la de México, en especial, no será uniforme, ni en la sociedad, ni en la economía nacional, sino que seguirá abriéndose la brecha pero esta vez, por razones diferentes a las simplemente económicas, éstas tendrán un componente basado en la falta de desarrollo en matemáticas, pensamiento lógico y crítico, que son las habilidades cognitivas que dan como resultado una creatividad de abstracciones lógico matemáticos, es decir, la producción, manejo y fines objetivos de los diversos algoritmos de tecnología que aplicadas conjuntamente hacen que puedas ver redes sociales, realizar contenido, y poseer los nuevos tipos de intercambio de comunicación que hoy conocemos.
Pero para ser más claros, te preguntarás: ¿a qué me refiero? Si bien las economías más avanzadas se beneficiarán de una mayor productividad y reducción de costos, existen serias preocupaciones sobre el futuro del trabajo, especialmente en sectores de baja calificación. La cuestión de cuántos puestos de trabajo serán realmente reemplazados por robots sigue siendo incierta, pero lo que es seguro es que las habilidades demandadas por el mercado laboral cambiarán drásticamente.
Por ejemplo, en el caso de la industria en general, las empresas buscan automatizar todo lo posible para ahorrar millones en mano de obra, e impuestos laborales y de seguridad social. Sin embargo, los trabajadores humanos seguirán cobrando sus pensiones y ¿quién sostendrá estos emolumentos? Las respuestas aún están en proceso de búsqueda, pero las preguntas que acompañan a la realidad, se acercan cada día más.
La pregunta no es si los robots nos reemplazarán sino cómo podemos cambiar para prepararnos para un futuro en el que humanos y máquinas colaboren en la mejora de vida de todos.
¿Y tú, qué cambios has visto en tu trabajo en los últimos cinco años?
POR SARA MORGAN
@MORGANSAREL
CONSULTORA LABORAL
DIRECTORA DE EQUITY JOB LAB
PAL