América Latina está en el centro de atención del mundo desde hace un par de semanas. Después de la cumbre de APEC que se acaba de celebrar en Perú, esta semana le toca a Brasil culminar su presidencia en el G20 con la cumbre en Río de Janeiro a la que acuden los jefes de Estado y de gobierno de las 19 economías más relevantes del Mundo, así como las representaciones de la Unión Europea y de la Unión Africana. Asistirá además otra veintena de invitados de Latinoamérica, África y Asia.
Es un escenario inmejorable para la primera aparición de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que realizará su primera visita en Brasil para participar en la cumbre del G20, marcando de esta manera el regreso de México a este importante foro internacional, que fue totalmente desatendido por el anterior presidente mexicano.
Interactuar con líderes de diferentes partes del mundo no tiene precio y no cabe duda de que la construcción de las relaciones personales puede abrir nuevos canales de cooperación política y económica, y ayudar a resolver problemas atorados.
Lo que realmente importa en el G20, es el networking que se puede hacer, y cuentan cada vez menos las declaraciones de este tipo de reuniones donde es cada vez más difícil encontrar consensos debido a la guerra de Rusia contra Ucrania y la guerra de Israel en Gaza. Parece que lo entienden muy bien en la Cancillería mexicana que ha anunciado hasta ahora reuniones bilaterales de la presidenta Sheinbaum con líderes de Brasil, Francia, Canadá, Corea del Sur, Reino Unido, India, Singapur y Vietnam.
Aunque entre las prioridades de Brasil en el G20 se encuentran los temas como lucha contra el hambre y las desigualdades, cambio climático y sostenibilidad, y reforma de la gobernanza global, lo que se espera lograr en los márgenes es, por ejemplo, dar el último empujón para cerrar el acuerdo entre la UE y el Mercosur, ya que todos los que se necesitan para conseguirlo estarán en la misma mesa, incluido el presidente de Argentina, Javier Milei, quien por primera vez se reunirá con el presidente de Brasil, Lula da Silva.
Varios líderes llegan a la cumbre debilitados. Tal es el caso del canciller de Alemania, Olaf Scholz, quien seguramente perderá el poder en las elecciones anticipadas previstas para febrero, y la situación interna le obligó cancelar su visita a México. Mientras para el presidente estadounidense, Joe Biden, será una despedida amarga de sus colegas en la sombra de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en un par de meses.
Los primeros nombramientos de Trump reflejan que la política internacional de los Estados Unidos puede tener un giro importante hacia el proteccionismo, unilateralismo y aislacionismo. La posición dura de EUA con China, su cercanía con Israel, la lucha contra la migración irregular que sitúa a México en la primera línea de confrontación, y la incertidumbre sobre la relación con Europa, serán probablemente los temas más relevantes que aparecerán en la agenda no oficial del G20.
POR BEATA WOJNA
PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
TECNOLÓGICO DE MONTERREY
@BEATAWOJNA
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