El 23 de septiembre de 1974 falleció el periodista José Alvarado, conocido como don Pepe Alvarado, a consecuencia de un accidente sufrido al caer de una escalera en su casa ubicada en la calle donde hoy lleva su nombre, nació el 21 de septiembre de 1911 en Lampazos, Nuevo León, han transcurrido 50 años de esa lamentable pérdida.
Fue rector de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1962, cargo que ocupó poco tiempo, por presiones de grupos conservadores de la entidad, pero también contaba con el beneplácito de sectores progresistas y del estudiantado.
Acerca del deleznable hecho antes citado, su paisano el periodista Abraham Nuncio, escribió en el diario La Jornada el 4 de septiembre de 2011, “Debió abandonar su alma máter y su investidura perseguida por la histeria y el ludibrio de una derecha que no podía tolerar la crítica de su hipocresía ni la exaltación de actos y figuras diferentes a los consagrados por ellos”.
Don José Alvarado, inició su carrera en el periodismo en 1926 en la Revista Estudiantil de Monterrey, más tarde “participó también en aventuras literarias como la fundación de las revistas Barandal, Taller, Romance, Letras de México y Tierra Nueva”.
Hizo suyas las páginas en el semanario Siempre!, de los periódicos El Nacional con su columna México de Día y de Noche; Excélsior publicó sus textos bajo el título Apuntes al vuelo, Laberinto, Intenciones y Crónicas, entre otros; “Ya ni siquiera hay reaccionarios de alto coturno, del tipo de Francisco Bulnes; Querido Moheno o García Naranjo”.
Agrega Alvarado, “Todos los existentes y francos son de medio pelo, tartamudos y destartalados; otros se han unido al coro de las alabanzas al régimen y no pocos, favorecidos por la política oficial, se esconden en muelles, gerencias o florecidas direcciones de relaciones públicas”, lo anterior fue publicado en la revista Siempre! en mayo de 1968, en ese entonces dirigida por Regino Hernández Llergo.
Acerca de su persona, Hugo Latorre Cabal, escribió, “José Alvarado estuvo siempre con las buenas causas. Fue, ante todo, hombre de hondas convicciones razonadas. Cierto hálito poético que solía insuflar a sus recuerdos regala todavía trascendencia a la anécdota aparente”.
Recuerdo haber leído, aquejado por el cáncer de garganta, don Julio Scherer García, director del matutino Excélsior, le ofreció enviarlo a una clínica a Estados Unidos para su tratamiento, a los que don Pepe le contestó, ¿por parte de Excélsior?; Scherer le respondió que no; extrañado Alvarado, lo vio de frente y contestó categórico, entonces no, déjelo así.
En su apunte Lección en el Tenampa publicado en el libro Visiones Mexicanas editado en la Colección Lecturas Mexicanas FCE/SEP, escribe, “Si alguno de los jóvenes discípulos de don Jesús Silva Herzog abandonara, por una vez , los textos de Economía Política…y si dedicará esas horas aparentemente perdidas a caminar por los rumbos del Tenampa, encontraría, tal vez, que el pintoresco barrio ofrece dos aspectos completamente diferentes, pues hay un Tenampa de día y otro de noche…”.
POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS
COLABORADOR
MAAZ