PENSANDO EN BEISBOL

Vergüenza atlética y total

Una franquicia de paso para sus jóvenes, así se han vuelto los hoy Atléticos a secas, con una mudanza temporal y un futuro en Las Vegas

OPINIÓN

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Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México
Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Créditos: El Heraldo de México

Siendo ya un proceso en avanzada para la temporada 2025 de las Grandes Ligas, existen aspectos de lo más interesantes, aunque uno en especial es una vergüenza total para un beisbol tan productivo.

Puede uno observar las 10 nóminas más caras, puede uno observar los cinco estadios más recientes, incluso con las también onerosas remodelaciones al tercer inmueble más antiguo (como lo es Dodger Stadium) y todo parece ser un espectáculo de capitales, donde no necesariamente el que gasta más (los Mets de Nueva York) es siempre quien obtiene automáticamente un campeonato.

Dicho lo anterior, es no sólo poco paradigmático aquello tan resaltado en el filme Moneyball respecto a los hoy errantes Atléticos de Las Mayores, así, sin ciudad en una total falta de respeto a la rica historia: a Oakland, a su nueva ubicación en California y a un futuro, quién sabe qué tan cierto, en Nevada.

Lo poco ejemplar va en el tema de cómo generaban o desarrollaban talento en sus granjas, cortando gastos y colocando en equipos de amplia chequera a esos nuevos talentos, siempre con la idea de que estaban para irse cualquier día.

Una franquicia de paso para sus jóvenes, así se han vuelto los hoy Atléticos a secas, con una mudanza temporal y un futuro en Las Vegas, donde a ver quién realmente los quiere y esto por dos aspectos nada transicionales: hoy en esa ciudad tienen a los Aviators (antes 51’s), con un mote actual y anterior relacionados con aspectos de la historia de la ciudad, y, además, pregúntenle a los Raiders de la NFL lo que se siente no tener una base de aficionados locales.

Sumémosle cómo van a llegar (debemos de insistir en el si es que llegan) a unas coordenadas donde todo el público va a saber el cómo se usaron fondos públicos para la construcción de ese nuevo estadio, porque allá la gente sí exige saber en qué se gastaron sus impuestos. Para colmo ni cuidaron renders presentados donde el inmueble lleva el nombre Bally, de una empresa en quiebra técnica… fatal el descuido y la perspectiva.

Abundan opciones de diversión y de entretenimiento en Las Vegas como para recibir una nueva aventura mediante un empresario comodino, y atenido a que los impuestos sean erogados hacia una franquicia sin buen desempeño en lo deportivo o en lo organizacional.

Y pensar que se planteaban una segunda película, un Moneyball II si seguían los éxitos de gastar poco para ganar mucho (entonces desde Oakland), siempre apostándole (esa palabra que sí hace clic en Las Vegas) a puro retorno de inversión con la venta de talento: joven y no tan joven.

Hoy parece increíble como aquellos A’s de Rickey Henderson, Vida Blue, Dennis Eckersley, Reggie Jackson, entre muchos otros, son un equipo de apenitas; más increíble parece el hecho de que la Oficina del Comisionado permita que jueguen estos años en un estadio de Triple A, remozado, pero en un total desaseo de procedimientos para una situación a medias, así.

POR ALEJANDRO AGUERREBERE  

COLABORADOR

PAL