En el marco del proceso interno del Partido Acción Nacional para elegir a la nueva dirigencia, la Comisión Organizadora Nacional de la Elección del Comité Ejecutivo Nacional (CONECEN) decidió limitar la participación de los contendientes a un solo foro de ideas y un único debate, espacios insuficientes para brindar información puntual y necesaria al mayor número de militantes.
La línea es muy delgada entre un debate y un foro. Generalmente en éste último, se exponen propuestas, conceptos, visiones, con respecto a determinados temas, tal y como lo hicimos en el foro de ideas llevado a cabo en Guanajuato la semana pasada.
El debate realizado hace unos días en las instalaciones del CEN del PAN posibilitó el contraste entre los dichos y los hechos de nosotros, los aspirantes. Aunque las condiciones fueron pactadas, el cronómetro no permitió profundizar en puntos que la militancia tiene interés en conocer, por lo que vale la pena comentar algunos aspectos que considero importantes con respecto a la congruencia partidista y el deber hacer como militante.
Es curioso que quien representa la continuidad de prácticas que han inhibido los mecanismos democráticos de participación interna, señale que el solo hecho de convocar a una Asamblea Nacional Extraordinaria para que “las propuestas no se las lleve el viento” sea suficiente para entonces sí, proceder a la afiliación inmediata, a elecciones primarias para la selección de candidaturas y a que el presidente en turno del Comité Ejecutivo Nacional no aspire a cargo de representación durante su mandato.
De inicio, no comparto el que “reformar los estatutos” sea la fórmula mágica para desaparecer las malas prácticas que se han filtrado en el partido. Lo que hoy sencillamente se necesita es voluntad política, convicción y congruencia, desde la dirigencia nacional, para aplicar y respetar los estatutos que tenemos.
Mencionar con vehemencia la apertura del partido a las y los ciudadanos es negar que ésta es una de las tantas promesas incumplidas desde hace años. Sólo señalo el riesgo que representa esta medida si no se tienen ciertos controles, pues no se cuidaría uno de los reclamos principales de la militancia: evitar el uso faccioso y lucrativo de las afiliaciones con fines electorales.
Queda a la vista el uso de esta práctica por parte las cúpulas en las designaciones de candidaturas y no dejo de reconocer el daño que han causado al partido. Baste ver el caso de Veracruz, en donde el método ordinario de selección interna fue atropellado por la decisión de las dirigencias (nacional, estatales y municipales), que optaron por repartirse entre ellos las cuotas de las candidaturas, lo que nos llevó a que en el Senado, el voto del PAN (el escaño correspondiente a la primera minoría representado por Yunes) avalara la reforma al Poder Judicial, lo que tiene en jaque el equilibrio de los Poderes de la Unión.
En cuanto a la propuesta de que el presidente en turno no aspire a un cargo de elección popular mientras se desempeñe como tal, me permito recordar que, en su momento, presenté un escrito (y es público) para que no solo el dirigente del PAN, sino también el del PRI y el del extinto PRD, renunciaran a su ambición de postularse a cualquier cargo público, porque su deber era concentrarse en conseguir los votos que necesitaba la alianza para enfrentar la elección de Estado de junio pasado y ganar, documento al que por cierto no se sumó Jorge, siendo coordinador de diputados de la bancada panista en la pasada legislatura.
Por lo pronto, es evidente que no existe el acompañamiento de Jorge Romero a cambiar de fondo, porque estoy convencida que no se puede dar lo que no se tiene.
¿Por qué tendríamos pues que creer en el ofrecimiento del diputado federal -“con licencia”- quien, teniendo ya un cargo, aspira a conseguir otro, nada menos que el de dirigente nacional, si la elocuencia de sus palabras no puede ocultar la contundencia de sus hechos?
El próximo 10 de noviembre, las y los panistas con credencial estamos convocados a definir el papel que necesitamos desempeñar como un verdadero, honorable e incuestionable partido de oposición. Hay que decidir entre dos proyectos: el que en nombre de la unidad niega las cosas y elude la responsabilidad de reconocer ante la militancia actos indefendibles y actuar en consecuencia, y el nuestro, que busca que, entre todas y todos, iniciemos la reconstrucción del PAN. Esto es lo mejor para nosotros y para el país.
El voto de la militancia es fundamental. Por eso los invito a votar por nuestra planilla, por la democracia.
POR ADRIANA DÁVILA FERNÁNDEZ
POLÍTICA Y ACTIVISTA
MAAZ