La Presidenta Dra. Claudia Sheinbaum presentó dentro de sus 100 compromisos del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, acciones tendientes al desarrollo de la industria de los semiconductores, en particular, los compromisos #34 y #90, que hablan del Programa de Desarrollo Tecnológico para la Innovación, que abarca el impulso de vehículos eléctricos, drones, equipos de telecomunicación cifrados y médicos, software público, la producción de litio, la puesta en marcha de un centro de ciberseguridad e inteligencia artificial, todo bajo el sello Hecho en México, expandiéndose a un Programa Espacial Mexicano, a efecto de poner en órbita un satélite, y la propuesta de integración a la cadena mundial de producción de semiconductores, pero también su desarrollo en casa, finalmente la consolidación del Plan Sonora para ampliar la generación eléctrica solar, la cadena productiva de litio, de cobre, de semiconductores y electromovilidad.
Estos ambiciosos compromisos se encuentran en sintonía con la relocalización de la industria de los semiconductores, para evitar disrupciones en la cadena de valor como se experimentó durante la pandemia del Covid-19, así como también para asegurar el desarrollo de dicha industria en los Estados Unidos de América a propósito del CHIPS and Science Act a 2 años de su implementación, por considerársele un eje de supremacía competitiva y de seguridad nacional, excluyente de tecnología China, bajo la razón de que los chips tienen un doble (dual) uso tanto comercial como militar, de ahí que a través del International Technology Security and Innovation Fund (ITSI) se promuevan alianzas estratégicas, networking, intercambio de mejores prácticas de gobernanza e inversión, y por su puesto fuertes incentivos económicos.
Como lo he destacado, no es tarea fácil integrarse a la cadena mundial de producción de semiconductores, representa una misión (im)posible, no solo por los tiempos de adaptación e implementación, sino también porque los aliados están compitiendo entre sí, por las mejores inversiones de la industria, es decir el economics es simple, al implicar un mercado de capital intensivo (ver los aproximados de inversión calculados por cada eslabón de la cadena de valor en el reciente reporte de USAID y FUMEC), muy probablemente, no alcanzarán los recursos, ni los tiempos, para todos, entonces el enfoque de vocación y la definición del rol de participación será trascendental, más aún, las ventajas competitivas y comparativas de cada país será trascendental para el éxito o fracaso del desarrollo de los semiconductores; es por ello que a México se le recomienda enfocarse en la cadena de valor de ensamblaje, pruebas y empaque de semiconductores (ATP).
Una pregunta frecuente es ¿si los países aliados deben seguir el modelo legal-regulatorio-financiero derivado del CHIPS Act?, dicho de otra forma, ¿debe emitirse un CHIPS Act Mexicano, uno Costarricense, uno Panameño, uno Vietnamita y uno Filipino?, pero no solamente existe el modelo americano, también está el modelo europeo, el European Chips Act, o que decir de la política de preeminencia tecnología China, conocido bajo el sello Hecho en China, excluyente de tecnología Norteamericana, pero con un mismo enfoque de incentivos económicos para la industria de los semiconductores, sin dejar de comentar la actual guerra comercial entre EE.UU. y China, lo que intensifica la competencia global por la atracción de inversiones, quedando únicamente en manos de dos bloques tecnológicos, excluyentes entre sí, con la premisa -conmigo o contra mí-, curiosamente luchando por tecnología de vanguardia no propia, sino principalmente de empresas transnacionales basadas en Corea del Sur y Taiwán.
Para dar respuesta a estas interrogantes, existen estudios muy valiosos elaborados por firmas de consultoría como el de Mckinsey o el de Boston Consulting Group (BCG) & Semiconductor Industry Association (SIA), y es que la complejidad de la cadena de valor no puede ser minimizada, mucho menos soslayada.
No obstante, Vietnam ha dado un paso importante en crear su propia CHIPS Act. Así lo demuestra un artículo publicado hace días intitulado “Vietnam refuerza el marco legal de semiconductores”, donde se señala que Vietnam está reforzando su marco legal en la industria de semiconductores mediante la elaboración de una ley enfocada en tecnología digital.
El Ministerio de Información y Comunicaciones está liderando la redacción, y se espera que sea presentada ante la Asamblea Nacional en octubre de 2024. La ley propone incentivos especiales para atraer inversión extranjera, apoyar proyectos clave de la industria y fomentar la transferencia de tecnología.
El borrador incluye incentivos financieros, fiscales y de uso de suelo para empresas que desarrollen infraestructura técnica y de investigación en semiconductores, además de apoyo a la construcción de fábricas. También establece un mecanismo para la atracción de expertos y talentos, y simplifica los trámites de exportación e importación a través de un sistema de ventanilla única.
El 21 de septiembre de 2024, el primer ministro Pham Minh Chinh aprobó una estrategia de desarrollo de la industria de semiconductores hasta 2030, con la visión de posicionar a Vietnam como un jugador clave en la cadena de suministro global de semiconductores y un destino competitivo para su producción.
Esta estrategia incluye el desarrollo de chips especializados, la promoción de la investigación y la creación de un ecosistema integrado de semiconductores.
Por ello, el Gobierno de EE.UU. ha seleccionado a Vietnam como uno de los 6 países del mundo miembro del ITSI, derivado del CHIPS Act, que se centra en la formación de mano de obra para las industrias de semiconductores e Inteligencia Artificial, y que ha invitado recientemente a la India, generando una mayor presión competitiva.
Sin ir tan lejos, México ha dado pasos más modestos en este sentido, por ejemplo, el pasado 05 de junio del año en curso, se publicó en el DOF, el Convenio de Colaboración para impulsar el desarrollo de la industria de semiconductores que celebran la SHCP, la SEMARNAT, la SENER, la SE, la SICT, la SEP, la SEDATU, el CONAHCYT y la CONAGUA, con el objeto de impulsar el desarrollo de la industria de semiconductores, en el ámbito de sus respectivas competencias, como uno de los sectores de mayor potencial de crecimiento económico para las inversiones; a mi parecer faltaría incorporar a la STPS, para el tema de la recapacitación (en el condado de Maricopa, Arizona, su Community College capacita en 10 días a técnicos para laborar en las fábricas de semiconductores relocalizadas) y la flexibilidad de la subcontratación laboral, al IMPI y a la FGR, para el tema de protección a la propiedad industrial, a PEMEX, para el tema del suministro de gases industriales y químicos, o bien a empresas especializadas, a la CFE para el suministro suficiente y eficiente de la energía eléctrica limpia, o a Iberdrola, y al nuevo Consejo Nacional para el Desarrollo Nacional y la Relocalización, para complementar el binomio público-privado, mediante la contribución del sector empresarial en términos del compromiso #89 propuesto por la Presidenta Dra. Claudia Sheinbaum.
De igual manera encontramos en el estado de Jalisco, el Jalisco Tech Hub Act, como la política pública que potencializa la industria de semiconductores e impulsa el desarrollo de talento jalisciense. El Gobierno del Estado y la iniciativa privada ha invertido 5.4 millones de dólares en formación y desarrollo de talento, así como apoyo a proyectos de diseño de semiconductores.
Hasta aquí se puede observar que estos modelos de atracción de inversión contienen ciertos rasgos en común, como lo es el desarrollo de una política pública que establezca las prioridades de participación en la cadena de valor en la industria de los semiconductores, acompañada por fuertes incentivos económicos, dentro un marco legal que respete y genere certeza jurídica en 3 tópicos en específico: 1) propiedad industrial, 2) selección de inversiones (que incorpore un mecanismo de reciprocidad y coordinación en el control de exportaciones) y 3) ciberseguridad. Es ideal la participación conjunta de la Federación y de los Estados de la República, para generar una mejor y mayor eficiencia a la luz de una economía de escala, sin embargo, cada entidad puede hacer lo suyo, lo que generaría intra-competencia. También la iniciativa privada puede hacer lo propio.
Si el compromiso es la integración a la cadena mundial de producción de semiconductores, pero también su desarrollo en casa, es indispensable que se cree nuestra propia Mexican CHIPS Act, mediante la cual se defina la política pública correspondiente, que entre otros puntos contenga, el modelo de transferencia tecnológica a implementar, donde tristemente y por lo pronto, la neutralidad no será una opción geopolíticamente realista, el modelo de atracción de inversión correspondiente, el rol a jugar dentro de la cadena de valor, el presupuesto público o privado que permita incentivar efectivamente el interés de la industria global (pensar por ejemplo en la emisión de un Bono Sustentable), las formas de colaboración internacional, intergubernamental, intra-estatal y con la iniciativa privada, la adaptación del modelo legal, la estrategia (colaborativa o competitiva) para sortear los incentivos de otros países interesados en el mismo mercado, y la reconfiguración laboral expedita.
POR DR. MIGUEL ÁNGEL MARMOLEJO CERVANTES
COLABORADOR
EEZ