BALONES Y PELOTAS

Lucidez verbal y futbolística

El pasado lunes 28 de octubre varios profesionales y analistas deportivos quedaron estupefactos ante la votaciones del Balón de Oro

OPINIÓN

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Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de México
Tomás Lujambio / Balones y pelotas / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El pasado lunes 28 de octubre varios profesionales y analistas deportivos quedaron estupefactos ante la votaciones del Balón de Oro. Contra las expectativas de muchos, France Football terminó por otorgar el galardón a Rodri, relegando a Vinicius Jr. al segundo plano. Sin embargo, a pesar de las críticas que surgieron posterior a la ceremonia, es innegable que el mediocampista español fue el jugador más determinante y decisivo del último año, ganando 5 títulos y acumulando tanto 12 goles como 13 asistencias en todas las competiciones.

Durante su discurso, Rodri agradeció a equipos y jugadores por igual, compartió su visión del fútbol y, posteriormente, cerró el sermón con una pequeña anécdota personal. El discurso, además de contundente, se llevó a cabo con la misma lucidez con la que el español se desenvuelve en el campo de juego. Sin embargo, no sólo las palabras marcaron ese momento, pues su diatriba en el podio estuvo acompañada de 27 modificaciones al micrófono que, a pesar de parecer irrelevantes, pueden revelar una narrativa adicional.

Al principio, los acomodos de micrófono que ejecutaba el español parecían un simple método para liberar ansiedad. No obstante, en la repetición del mismo gesto se fue vislumbrando un patrón más profundo. Era como si cada movimiento del mediocampista le ayudara a ordenar no solo su discurso, sino también su pensamiento. Es decir, con cada modificación y reposicionamiento, Rodri parecía acomodar el micrófono como si aquel gesto le ayudara a acomodar sus palabras.

Al final del día, su desempeño verbal durante el discurso de agradecimiento terminó por mimetizar las cualidades deportivas que le hicieron merecer el galardón más grande en el mundo futbolístico. A lo largo de los cinco minutos que duró su intervención, el mediocampista moldeó sus palabras como quien construye un ataque desde la mitad de la cancha: con paciencia, visión y control. En esos momentos, Rodri se apoyaba del micrófono para posicionar cada palabra de su discurso con la precisión de un mediocampista acostumbrado a distribuir el balón y orquestar el juego.

No obstante, el gesto no paró de transmutar: lo que empezó como un mecanismo para organizar ideas se transformó poco a poco en un medio para contener emociones. Para el final de su discurso, los acomodos de micrófono que llevaba a cabo Rodri ya no eran un reflejo de una mente ordenada, sino el reflejo de un corazón sensible batallando por contenerse. En esos momentos, las manos del español parecían acudir al micrófono no para organizar su pensamiento, sino para dosificar una emoción que amenazaba con desbordarse.

Al final, el nuevo ganador del Balón de Oro se toma su tiempo para hablar con la misma naturaleza con la que se toma su tiempo para orquestar el juego en la cancha. Además, el reconocimiento que obtuvo el madrileño sirve para darle visibilidad a todos esos mediocentros españoles que, como bien dijo el mismo Rodri, “suelen tener el trabajo ensombrecido” por futbolistas goleadores y mediáticos.

POR TOMÁS LUJAMBIO

COLABORADOR

@TLUJAMBIOT

MAAZ