Si la mitad de los bancos en México no tuvieran computadoras, nos parecería impensable confiar en su funcionamiento. Del mismo modo, debería ser inaceptable que la mitad de nuestras escuelas carezcan de tecnología básica, o que 7 de cada 10 centros educativos no tengan conectividad a internet como sucede hoy, siendo que en ellos se confía un bien mayor: el aprendizaje de millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Esta analogía no es una simple cuestión de comodidad tecnológica, sino una necesidad educativa crítica. Ante la discusión del presupuesto de egresos de la federación que iniciarán las y los diputados una vez que les llegue el paquete económico para 2025, desde Mexicanos Primero hicimos un llamado a definir un presupuesto que garantice el derecho a aprender de las y los estudiantes.
Con la campaña #ÉchaleunOjoalPresupuesto buscamos visibilizar la urgencia en invertir en las carencias de infraestructura básica y servicios (baños, luz, agua, etc.) sin dejar de subrayar la oportunidad para invertir en la innovación: equipamiento tecnológico y conectividad en las escuelas.
Las cifras del rezago tecnológico, obtenidas del último informe de la SEP de escuelas de educación básica y media superior, demuestran que una pandemia que rompió la presencialidad no fue suficiente para acelerar la digitalización de nuestra educación; y hoy una revolución alrededor de la inteligencia artificial ocurre ajena a nosotros, ampliando las brechas entre quienes están aprendiendo a conocerla, a resolver problemas con ella, y protegerse de sus peligros.
La escuela es el punto de partida para formar ciudadanos digitales responsables, y es urgente que el presupuesto refleje esta prioridad. Si pensamos en internet como una plaza pública amplísima, la educación es crucial para democratizar este espacio. La alfabetización digital de estudiantes y docentes no puede esperar pues es impostergable aprender a utilizar con responsabilidad los vehículos (las TIC) que nos conducen en él y garantizar libertad de acceso y equidad para su disfrute.
Se debe prestar atención a los casos de éxito que combinen tecnología y pedagogía. En esta plaza pública, llama la atención la plataforma Supérate con Fundación BBVA” en la que participan 80 mil estudiantes de escuelas de nivel medio y medio superior y que en distintos estados sumará al nivel secundaria.
Con esta apuesta, la Fundación BBVA, busca ofrecer un ecosistema de aprendizajes gratuito para alumnos y docentes poniendo a su disposición recursos en línea para la preparación de clases y refuerzo al desarrollo académico, psicológico y socioemocional.
Ejemplos como el anterior pueden demostrar que la combinación de tecnología y pedagogía para potenciar el desarrollo de competencias y habilidades tiene un impacto significativo. Sin embargo, estas innovaciones deben estar al alcance de todas las escuelas a través de una inversión pública sólida y sostenible.
La digitalización de las escuelas no puede seguir siendo un lujo para unos pocos ni podemos permitir que las escuelas operen sin luz ni conectividad; como en toda institución vital para una sociedad (sea un banco, un hospital, negocios u oficinas), requerimos que lo básico para aprender esté garantizado y exigimos que el presupuesto de egresos garantice la inclusión tecnológica en cada aula, asegurando el derecho a aprender de todas y todos los estudiantes y docentes.
* Director de Vinculación en Mexicanos Primero
@alex_ordnz
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