TIERRA DE NEGOCIOS

Panel de controversia sobre maíz transgénico, entre la soberanía alimentaria, las pruebas científicas y las tensiones comerciales

La decisión de México de prohibir el uso de maíz transgénico para el consumo humano, particularmente en la tortilla y la masa fue impulsada por el ex presidente López Obrador

OPINIÓN

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Mariana Otero-Briz / Tierra de Negocios / Opinión El Heraldo de México
Mariana Otero-Briz / Tierra de Negocios / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La disputa sobre el maíz transgénico entre México y Estados Unidos está a punto de alcanzar su punto álgido. La resolución que se dará a conocer en noviembre marcará un precedente en la relación comercial entre ambos países.

La decisión de México de prohibir el uso de maíz transgénico para el consumo humano, particularmente en la tortilla y la masa fue impulsada por el ex presidente López Obrador para proteger las variedades nativas de maíz y bajo la argumentación de posibles impactos en la salud humana, y refrendada por la presidenta Claudia Sheinbaum, desde el primer discurso que ofreció como mandataria del país. 

En sus palabras durante su Toma de Protesta, Claudia Sheinbaum reiteró la postura del gobierno mexicano, que desde hace un año sustenta la decisión en la protección a la biodiversidad, así como en garantizar la seguridad alimentaria sin depender de productos que podrían comprometer la salud o el medio ambiente.

El próximo fallo del panel de controversia será crucial para definir el futuro del comercio agroalimentario entre México y Estados Unidos, y deberá conciliar posturas que abarcan los argumentos de la administración federal, o de organizaciones como Greenpeace que abogan por la defensa de los maíces nativos de México frente a la presión de permitir el maíz genéticamente modificado en la dieta básica de los mexicanos, impulsada por EU, cuyos expertos refutan que no hay evidencia científica del posible daño a la salud humana.

Pero el lado comercial de la controversia no puede ignorarse, las importaciones de México desde Estados Unidos casi alcanzan los 19 millones de toneladas de maíz amarillo, y en su mayoría se trata de producto transgénico, que se utiliza para la alimentación de ganado. 

La prohibición del maíz transgénico para el consumo humano no afecta directamente a estas importaciones, pero ha generado tensiones comerciales que podrían tener repercusiones en otros sectores agrícolas. Según datos de la Secretaría de Economía, el intercambio comercial agroalimentario entre ambos países superó los 44 mil 870 millones de dólares en 2023, con el maíz como uno de los principales productos.

Si el panel falla a favor de México, el país podrá mantener su prohibición del maíz transgénico para consumo humano, reforzando su postura de soberanía alimentaria y protección de las variedades nativas. Este resultado sería bien recibido por los defensores del medio ambiente y la salud pública, quienes han insistido en los posibles riesgos a largo plazo del consumo de organismos genéticamente modificados, y quienes aseguran que dadas las cantidades de maíz blanco que consumen los mexicanos, por ser la base de su dieta, existen preocupaciones legítimas. 

Por otro lado, si el panel decide que la prohibición viola los términos del TMEC, México podría enfrentarse a sanciones comerciales o tener que reconsiderar su política respecto al maíz transgénico, lo que afectaría principalmente a los pequeños productores, que dependen del maíz blanco para abastecer el mercado interno, y podría desencadenar una serie de represalias comerciales por parte de Estados Unidos. 

Este resultado también abriría la puerta a una mayor presión por parte de Estados Unidos para flexibilizar otras normativas relacionadas con productos agrícolas.

La resolución de esta controversia no solo tiene implicaciones comerciales, sino que también impacta directamente en cuestiones políticas y de gobernanza, pues desde hace décadas la población de Estados Unidos y otros países consumen este tipo de maíz sin que se advirtieran riesgos al respecto, lo que podría generar señalamientos graves de negligencia u omisión a esos gobiernos. 

Para la sociedad mexicana, el ángulo es distinto, pues el maíz además de alimento, es un símbolo de identidad y cultura, de ahí el interés de varios grupos de activistas por proteger las variedades nativas.

Además, la relación comercial con Estados Unidos es crucial para la economía mexicana y un fallo que favorezca al vecino del norte podría debilitar la posición de México en futuras negociaciones comerciales bajo el TMEC.

En conclusión, la decisión final del panel será un hito que definirá el futuro del maíz en México y, con ello, el equilibrio entre la protección de la biodiversidad y los compromisos internacionales. Para eso, sólo faltan unas cuantas semanas.

POR MARIANA OTERO BRIZ
@BRIZCOCHO

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