MIRANDO AL OTRO LADO

La degradación de Cuba

A pesar de la demolición de la economía y la imposibilidad de vivir con un mínimo de decoro en la Cuba actual

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de México
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A pesar de la demolición de la economía y la imposibilidad de vivir con un mínimo de decoro en la Cuba actual, el régimen ya divisó como destruir el espíritu de lucha de su pueblo, y hacer que huya del país, en vez de luchar por el cambio.

Los apagones de la energía que azotan la totalidad de su territorio son producto de fallidos planes de renovación de la red eléctrica, que han sido propuestos y después pospuestos decenas de veces. El problema es presupuestal. En la escala de prioridades y criterios, la red eléctrica siempre ha sido relegada en la lista de objetivos presupuestales.

Entre otras razones, porque el gobierno cubano siempre busca algún país aliado que le regale petróleo para hacer funcionar sus plantas generadoras de energía eléctrica.

Los planes de la transición verde nunca se han concretado. El gobierno sabe de la necesidad de esa transición, que implicaría una descentralización de la red eléctrica nacional por regiones. Pero, por razones políticas tan comunes a toda América Latina, el centralismo es el modelo de decisiones que priva y rechaza la descentralización, la regionalización o el verdadero federalismo.

Junto con la convicción de que el centralismo es el único camino posible para asegurar el sostenimiento del régimen político, corren paralelamente, como tiene que ser, las decisiones presupuestales. Estas decisiones son eminentemente políticas, pues son lo que le dan su razón de ser a la clase dominante.

El régimen dedica gran parte del presupuesto nacional al sostenimiento de sus Fuerzas Armadas y las instituciones de seguridad interna y externa. Una porción del presupuesto que podría dedicarse a la renovación de la red eléctrica se va directamente al aparato de control político de la sociedad. La lógica del gobierno cubano, con cinismo y resignación, es que es preferible controlar a la población represivamente, que atender y resolver sus demandas en materia de calidad de vida, atención médica o escolaridad.

Es una lógica que viene de lejos. No empezó ahora, sino que se impuso como método de gobernanza cuando desapareció el subsidio que otorgaba el gobierno soviético a Cuba para crear la simulación de una economía exitosa.

De 1961 a 1989 el bloqueo estadounidense era un instrumento útil de propaganda para la revolución cubana, aunque no estorbaba a la economía cubana debido al constante flujo del apoyo soviétco. Había medicinas y educación de calidad para todos, gratis. Florecía una clase media que aspiraba a comprar su LADA, el vehículo sovietico popular en Cuba.

Cuba aspiraba a ser la vitrina para que toda América Latina pudiera ver cómo vivían los cubanos con su socialismo tan exitoso. Parecía ser muy fácil. 80 millones de dólares diarios era un costo que la Unión Soviética estaba dispuesta a pagar para tener la mejor propaganda socialista en las Américas. Y Castro lo usó brillantemente para enaltecer su propia figura política y para satisfacer a sus amos en Moscú.

Pero todo cambió cuando desapareció la Unión Soviética, prácticamente de la noche a la mañana, y su subsidio a Cuba se acabó. En ese momento, en 1990-91, cuando Fidel inventó el concepto del Periodo Especial, en realidad empezó el regreso de Cuba y los cubanos al planeta tierra. Se impuso la necesidad de crear una economía basada en su verdadero potencial productivo y dejar atrás la fantasía de los fondos soviéticos siempre prestos a resolver cualquier necesidad.

También se acabaron sus intervenciones militares en África y América Latina. Cuba las había encabezado, pero con fondos y armas provistos por la Unión Soviética. La última hazaña militar cubana en ultramar fue la batalla de Cuito Cuanavale. El último remanente de las guerrillas cubanas en América Latina son el ELN en Colombia. Siguen con actividad militar, pero ahora están muy vinculados al narcotráfico, como las FARC, tanto en Venezuela, Colombia y Ecuador.

Ese sueño “bolivariano” de Fidel Castro devino en un aparato de servicio armado del narcotráfico. Y hoy el sueño de la Cuba socialista está terminando en una ruina económica y social, sin ética y carente de utopía, pero con un aparato represor único en América Latina capaz de mantener el régimen en el poder, aunque sean los últimos pobladores del país. En los últimos tres años han huido más de un millón de cubanos, desesperados por la situación reinante de hambre y la falta de libertades.

Se aproxima el momento en que habrá más cubanos viviendo fuera de la Isla que dentro. Eso es lo que va quedando de la revolución socialista. Hay incautos que siguen creyendo en esa fantasía. AMLO es uno de ellos, aunque no es por incauto sino porque lo considera como una opción de refugio si las cosas jurídicas se le complican en México o con los Estados Unidos. Tal y como lo hizo Carlos Salinas de Gortari.

Según la organización internacional Prisoners Defenders, se incrementan los prisioneros políticos en Cuba mes con mes. Actualmente contabiliza 1,113 detenidos por razones políticas. Afirma que las redes se extienden para apresar más y más  ciudadanos. Hay quienes afirman que “todos los cubanos somos prisioneros, aunque unos un poco más que otros". Dice Prisoners Defenders que “A las razzias desde el 11J contra activistas de los derechos humanos y políticos, artistas independientes, ciudadanos manifestantes o periodistas independientes, ahora se trata de acallar con el terror de la prisión a todos los familiares de dichas víctimas.”

Sigue Prisoners Defenders: “Las detenciones en protestas pacíficas y el control digital del régimen cubano llevan a 13 ciudadanos a prisión política este mes de septiembre.” El sistema de espionaje de los servicios del Estado cubano dedican gran parte de su tiempo a espiar a los ciudadanos para detectar quiénes podrían cuestionar al régimen. En vez de atender la insatisfacción ciudadana, la quieren simplemente reprimir.

En este método estriba la lógica presupuestal del régimen. En vez de atender, mantener y modernizar la red de suministro de energía eléctrica, dedican el presupuesto prioritariamente a investigar y espiar a los ciudadanos que protestan por la falta de electricidad.

La desazón ciudadana, conjuntada con la represión policial, hacen que los cubanos elijan huir de su país. En el fondo, es lo que quiere el régimen: que haya menos bocas que alimentar y menos personas capaces de protestar. Esta mendacidad del régimen está destruyendo el espíritu y alma del pueblo cubano. Es la receta perfecta para la prolongación de la dictadura, que, además, se llena de autoelogios por su “resistencia ante la agresión del imperialismo”.

El gobierno cubano ha encontrado la ruta para no ceder el poder. Básicamente es hacerle sentir a los cubanos que su única opción de vida es huir. Y Maduro, como buen discípulo de Fidel, aprendió la lección: para mantenerse en el poder hay que quebrar el espíritu de lucha de un pueblo, haciéndole sentir la futilidad de la resistencia.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR
ricardopascoe@hotmail.com
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