El pasado sábado, en el Senado de la República se llevó a cabo la insaculación para definir los cargos de jueces y magistrados que serán sometidos a votación en una elección extraordinaria en junio de 2025. En total, se elegirán 464 magistrados y 386 jueces. Este inédito proceso ha generado diversas críticas en redes sociales, donde algunos incluso lo han calificado como un “circo” o una “lotería de la justicia”. De hecho, la diputada del PAN, Kenia López Rabadán, afirmó que la tómbola es una “guillotina para matar la profesionalización del Poder Judicial” y acusó al gobierno de destruir a 711 jueces y magistrados para favorecer a incondicionales del régimen.
La diputada se equivoca rotundamente. Al ser un proceso aleatorio, se reducen las influencias políticas y los favores entre aspirantes y los grupos de poder, lo que fomenta una mayor independencia en el Poder Judicial. Además, el proceso ha sido completamente transparente: los senadores, en presencia de notarios y cámaras, insacularon las plazas en una transmisión en vivo, garantizando un nivel de transparencia sin precedentes en el ejercicio del poder.
Este proceso es inédito y representa una apertura y un avance democrático, el cual tiene varias ventajas. Primero, ofrece igualdad de oportunidades a todos los candidatos, promoviendo mayor equidad entre los postulantes, independientemente de sus redes políticas, en contraste con prácticas del pasado donde sólo unos cuantos amigos o beneficiarios de favores eran seleccionados. Además, fomenta la diversidad en la representación, permitiendo que perfiles más variados accedan a cargos públicos, lo que aporta nuevas perspectivas y voces previamente marginadas. Finalmente, el carácter aleatorio del proceso incrementa la transparencia, limitando la manipulación y fortaleciendo la confianza pública.
Lo que para algunos sectores conservadores puede parecer un espectáculo poco solemne, para el pueblo de México representa visibilidad y transparencia, respondiendo a una demanda histórica de millones de mexicanos que anhelan una justicia imparcial, alejada del control de las élites neoliberales. Este proceso, que promete democratizar el acceso al poder judicial, continúa adelante. Ahora, el Senado emitirá la convocatoria a los Poderes de la Unión para que conformen sus Comités de Evaluación, quienes seleccionarán a los mejores candidatos que competirán en la próxima elección. En definitiva, la insaculación marca un antes y un después en la forma en que se eligen los cargos del Poder Judicial en México. Las críticas sin sustento van a continuar, pero su implementación refuerza la transparencia y equidad en un sistema que durante años fue señalado de estar al servicio de unos cuantos.
POR ARTURO ÁVILA ANAYA
ANALISTA POLÍTICO, EXPERTO EN SEGURIDAD NACIONAL HARVARD
@ARTUROAVILA_MX
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