DEFINICIONES

Mantener la piedra en los derechos humanos

Para ella, el sexenio de AMLO que dejó un baño de sangre, debió ser un día de campo en el ejercicio de los derechos humanos

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

¿Alguien ha visto a Rosario Piedra Ibarra? ¿Trabaja aún como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos? ¿Ejerce el cargo? 

La titular de la CNDH, que está por concluir su encargo, llegó de manera atropellada a su puesto, entre gritos y jaloneos. La votación que la ungió rayó en lo ilegal e ilegítima, y desde entonces poco sabemos de ella. No da entrevistas y rara vez aparece en algún evento público. La Comisión “informa” a través de comunicados, pero su presidenta vive escondida del ojo público. 

Para ella, el sexenio de AMLO que dejó un baño de sangre, acumulando 200 mil homicidios y, en promedio, un desaparecido cada hora, debió ser un día de campo en el ejercicio de los derechos humanos.

Probablemente no le merezcan ni un comentario las masacres y asesinatos que ya forman parte del paisaje en nuestro país. Total, tampoco dijo algo cuando acribillaron a las familias LeBarón-Langford-Miller, en Bavispe, Sonora, ni cuando calcinaron a diez músicos en Chilapa, Guerrero. Ni tuvo un esbozo de sensibilidad para los niños con cáncer que reclamaban sus medicamentos o los miles de desplazados de Chiapas que han huido de sus comunidades ante la violencia desbordada.

La lista de sus silencios es larga y el espacio no alcanzaría para enumerar todo aquello en lo que podría –y debía- pronunciarse. Rosario Piedra Ibarra no aparece.

Si su designación fue un descaro, su rol durante su gestión -es un decir- no lo ha sido menos. Ella, que no podría ocupar la oficina que ocupa, pues no cumplió con los requisitos –no ostentar un cargo de dirección en un partido político (Morena), por ejemplo, o reunir las dos terceras partes de los senadores en la sesión en que fue “electa”-, ha confirmado las sospechas del porqué la terquedad de colocarla donde se le colocó. 

Piedra Ibarra ya estaba marcada, y su camino a la CNDH manchado. En el cargo debía mostrar la legitimidad que se extravió en el proceso, pero lejos de hacerlo ha corroborado las dudas sobre su imposición. Con su inacción, confirma las sospechas que acompañaron su nombramiento: llegó para estar frente a una CNDH omisa, que sea todo menos autónoma e independiente, y que calle frente al gobierno que la puso donde está.

Ahora hay quien quiere premiarla con un nuevo periodo. Sería un sinsentido si los derechos humanos significarán algo para la administración entrante. Claudia Sheinbaum ha demostrado mayor sensibilidad y cercanía con abusos y reclamos sociales.

¿Qué hará en este caso? ¿Mantener a la CNDH como apéndice de su gobierno? ¿O la fortalecerá impulsando su autonomía? Claro que la 4T tiene los votos para hacer lo que le plazca en el Senado y puede darle un nuevo periodo. También podría colocar a alguien con legitimidad, conocimiento, sensibilidad y experiencia. ¿Qué mensaje enviará la presidenta y sus senadores? ¿Qué CNDH quiere Sheinbaum?

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN    

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                                 

@MLOPEZSANMARTIN 

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