Varios analistas coinciden en señalar que el ataque terrorista del 7 de octubre del 2023 - perpetrado por Hamás contra civiles israelíes y de varias partes del mundo - constituyó el equivalente para Israel a los ataques contra Estados Unidos el 11 de septiembre del 2001.
Lo que es cierto es que la ofensiva terrorista del 7 de octubre es vista por muchos - fuera y dentro de Israel - como la agresión más virulenta contra el pueblo judío desde el holocausto nazi durante la segunda guerra mundial. Estas son palabras mayores.
Lo que es cierto es que, cualquier análisis de la situación hoy en el Medio Oriente, se tiene que tomar en cuenta esta agresión original.
Lamentablemente, el conflicto, en lugar de haberse enfriado, se ha calentado a niveles exorbitantes. De hecho, lo que parecía ser una disputa centrada en los territorios israelíes y palestinos se ha convertido en un enfrentamiento entre Teherán y Tel Aviv. Mientras que Israel ha destruido el liderazgo de Hezbolá en Líbano - un aliado de Teherán - Irán ha intentado dos veces un ataque con misiles contra Israel.
La escalada del conflicto ha llegado a tal grado que es muy difícil por ahora pensar en planes serios para lograr la paz en la región.
Una parte del problema ha sido lo que muchos consideran una respuesta exagerada por parte del gobierno de Netanyahu a la agresión de Hamás. Sabemos que en la Corte Penal Internacional se están investigando las acciones ordenadas por el gobierno de Netanyahu para determinar si este ha cometido alguno de los cuatro crímenes estipulados por ella. En caso de que la Corte determine la culpabilidad del gobierno israelí esto complicaría su legitimidad tanto doméstica como internacional.
La defensa que hace el gobierno israelí de sus acciones tienen que ver con su legitimidad de acuerdo con la teoría de la guerra justa. De acuerdo con esta perspectiva, el principal culpable de la muerte de civiles en Gaza es el grupo terrorista Hamás, al utilizar a estos como escudos humanos, ciertamente una medida condenada por el derecho internacional humanitario. El gobierno israelí también argumenta que sus acciones se inscriben en la legítima defensa frente a una agresión externa. Un tercer argumento, tiene que ver con el hecho de que, a pesar de las apariencias, el gobierno israelí ha dosificado sus ataques contra los terroristas y avisado a los civiles de que deben abandonar la zona que serán agredidas.
Ya veremos si estos argumentos tendrán efecto en la decisión de los jueces de la Corte Penal Internacional.
Lo que es cierto es que las acciones de los grupos terroristas, Hamás y Hezbolá, - muy probablemente apoyados por Teherán - son absolutamente indefendibles.
A pesar de todo, es tiempo de que la comunidad internacional intervenga con mayor ahínco para confeccionar un plan de paz para la región. Los principales líderes del mundo civilizado tendrán esta tarea fundamental en la agenda inmediata.
POR GUSTAVO DE HOYOS WALTHER
FUNDADOR DE SÍ POR MÉXICO Y UNID@S
@GDEHOYOSWALTHER
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