En cualquier sistema democrático la participación de la ciudadanía es fundamental ya que le da legitimidad, lo fortalece y solidifica como un engrane de coexistencia armónica de las y los individuos en sociedad, garantizándoles diversos derechos fundamentales consagrados tanto en la Constitución como en diversas leyes fundamentales.
Existen mecanismos que involucran a la sociedad en un sistema democrático que van desde su participación en diversos instrumentos de participación directa (consulta popular, revocación de mandato, plebiscito, entre otras). No obstante, la participación de las y los mexicanos en edad de votar es fundamental ya que constituye su involucramiento en la renovación pacífica del poder público y, con ello, la decisión mayoritaria del rumbo de nuestra nación por el tiempo determinado en la normativa correspondiente.
La ruta contraria, es decir, la poca participación en elecciones puede tener diversas interpretaciones que debilitan al propio sistema que van desde la falta de credibilidad en las y los candidatos participantes o las instancias partidistas que las postulan, el desconocimiento o descontento con las propuestas de campaña hasta el enojo por el tono de confrontación que reflejan los actores políticos o, incluso, puede manifestarse como un descontento por las reglas del juego o de propio sistema instaurado.
En el caso de nuestra nación contamos con un sistema jurídico electoral sólido, con instituciones electorales que gozan de un importante nivel de confianza de la ciudadanía como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Por lo mismo, soy de la opinión de proteger el sistema electoral que se ha construido a lo largo de varios años y que nos permite votar con la garantía de que el mismo será contado adecuadamente, y para lograrlo debemos participar en las elecciones más grandes que tendrá México el próximo 2 de junio.
Bajo este contexto, todas y todos debemos participar incluyendo a las y los jóvenes que, de acuerdo con estudios del INE de las elecciones de 2028 y 2021 el segmento entre los 19 y 29 años son los que menos participan en elecciones. En este sentido, el INE ha hecho énfasis en que las y los jóvenes de 17 años y que cumplan 18 años entre el primero de septiembre de 2023 y el 2 de junio de 2024 tramiten su credencial para votar a más tardar el 22 de enero.
Asimismo, las y los ciudadanos deben reportar al INE diversos trámites como su cambio de domicilio, la corrección de datos o el reemplazo de su credencial por pérdida de vigencia también a más tardar el 22 de enero. En caso de robo o extravío de la credencial para votar el plazo vence el 8 de febrero y para recoger las credenciales que se tramiten se tiene hasta el 14 de marzo.
Recordemos que la elección de 2018, la elección presidencial inmediata anterior, hubo una participación ciudadana del 63.42% por lo que éste debe ser el techo mínimo que autoridades electorales y partidos políticos, principalmente, consideren como referente, aunque esperamos que este registro pueda ser superado con lo que ganaría México al dotar a nuestro sistema democrático de mayor legitimidad independientemente de las fuerzas políticas o candidaturas que obtengan el triunfo electoral.
La balanza está en las juventudes que representan casi el 30% de los más de 97 millones de electoras y electores registrados hasta diciembre del año pasado en las listas nominales, es decir, el potencial de ciudadanas y ciudadanos que pueden ir a votar.
El votar representa, además, un derecho y una obligación constitucional, así como un deber cívico para con nuestra Constitución, nuestras leyes y para con nuestra sociedad.
Veremos el próximo 2 de junio de acuerdo con los conteos rápidos que el INE llevará a cabo, las estimaciones de participación ciudadana.
POR FERNANDO DÍAZ NARANJO
COLABORADOR
PAL