COLUMNA INVITADA

Renata Gerlero y el cultivo de geometrías

Arquillas de joyas minerales, testimonios de que arte y ciencia confluyen más de lo que pensamos

OPINIÓN

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Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México
Luis Ignacio Sáinz / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Museo de Geología de la UNAM (Jaime Torres Bodet 176, Santa María la Ribera, frente al jardín del Quiosco Morisco, diseño de José Ramón Ibarrola para la exposición y feria de Nueva Orleáns 1884 y San Luis Misuri 1904) alberga un prodigio de exposición: “Cultivos geomórficos”, de Renata Gerlero, compuesta por una docena de obras resultado del encuentro inesperado de la imaginación estética y la experimentación científica.

Caos y orden que alientan el germinado de cristales, tornando fértiles los sulfatos de cobre, fierro o cobalto. Alquimia de quien cuenta con un caudal de exposiciones individuales y colectivas dentro y allende nuestras fronteras (China, Bulgaria, España, Cuba, Haití, Estados Unidos, Uruguay, Suecia, Brasil, Francia) que la han hecho acreedora al estímulo del Sistema Nacional de Creadores 2021-2024.

El Palacio de las Ciencias de la Tierra, inaugurado en 1906 con motivo del X Congreso Geológico Internacional, proyecto arquitectónico de Carlos Herrera López auxiliado por el ingeniero José Guadalupe Aguilera Serrano, fastuoso con su fachada metafórica de ignimbrita (toba dura compuesta de fragmentos de roca ígnea y fenocristales) donde pululan relieves de fósiles, resulta lógico aposento para los desafíos gravitacionales de un bosque de carbón, un jardín de estrellas-cristales, calas de estratos comprimidos, anagoges (“elevaciones” en latín) en glicerina, asteroides pendulares de sulfato cúprico (sal que los egipcios usaran como mordiente en el teñido, p.ej.). Cajas acrílicas que en verdad son arquillas de joyas minerales, testimonios de que el arte y la ciencia confluyen más de lo que pensamos en la siembra de la armonía.

Nuestra fecunda agricultora de poliedros imperfectos se graduó en el Hampshire College of Massachusetts, tiene estudios en psicología, y se especializó en escultura por el Arts Students League de Nueva York. En México participó en los talleres de Helen Escobedo, Roberto Turnbull y La Consultoría. Su producción se dirige a aislar los principios rectores de la creación de la naturaleza, entre los saberes químico, físico y geológico y las manifestaciones artísticas (escultura, grabado, pintura e instalación).

El arte se empeña en construir su propia realidad, en postularla y dotarla de pertinencia y visibilidad. Deviene entonces, material, espesa y sorpresiva la mirada del creador que emula a los dioses, pues con los elementos a su alcance fabrica tanto como inventa, acaso descubre combinaciones insólitas, de ingredientes cuando se trata de pócimas destinadas a su aplicación, de componentes cuando se trata de ensamblajes de masas, variantes que tatuarán las geografías del deseo.

Volumetrías encofradas cuya identidad encalla en la profundidad de la discreción. Renata Gerlero, científica de la belleza que nutre el entendimiento y la capacidad de placer de sus voyeurs, ratificando que la perfección reposa más en la mente que en las impresiones de los sentidos. Victoria del espacio y en consecuencia del objeto en contexto. Contemplación serena de parturienta de paisajes y monumentos de exactitud formal emanados de una fertilidad femenina que es su generador orgánico.

Renata Gerlero y la inteligencia de la creación. Cada una de sus piezas se ajusta a una de tantas prescripciones que Francisco de Quevedo registra en su soneto sobre la “Definición de amor”:

“Es una libertad encarcelada” ...

Luis Ignacio Sáinz
COLABORADOR

SAINZCHAVEZL@GMAIL.COM 

MAAZ