Si usted cree que los estadounidenses, en especial los republicanos, tienen prisa, y hasta necesidad por poner orden en la frontera entre Estados Unidos y México tiene razón.
Pero si usted cree que esa urgencia implica buscar fórmulas y acuerdos, en el marco político estadounidense y con el gobierno de México, lo más pronto posible, vive de hecho en un mundo ideal.
Los republicanos quieren un arreglo de la situación fronteriza, sí, pero bajo sus términos y sus tiempos. Y eso implica, desde luego, que este año sería poco menos que imposible. ¿Por qué darle un triunfo político al presidente Joe Biden, virtual candidato demócrata a la reelección este año?
La situación es tanto más complicada porque la campaña electoral de 2024, parece una en la que estarán sobre la mesa muchos temas sin resolver, de la relación entre el gobierno federal y los estados, los derechos de minorías étnicas, religiosas y sexuales, al papel de Estados Unidos en el mundo.
Y de una forma u otra, la situación de la frontera entre Estados Unidos y México, especialmente en torno al complicado tema de migración, está en el centro de ese huracán.
El punto potencialmente más explosivo es el choque entre el gobierno federal del presidente Joe Biden y el gobierno de Texas, que encabeza Greg Abbott, porque está en el centro de un viejo debate a propósito de jurisdicciones y los niveles de autoridad entre federales y estatales.
Abbott ha tomado medidas para cerrar por la fuerza puntos fronterizos entre Texas y México, lo que ha provocado algunas muertes de indocumentados y protestas del gobierno mexicano, pero sobre todo, una confrontación legal y política sobre quién tiene la autoridad sobre las fronteras y la inmigración. Pero esos se han convertido en símbolos de una discusión que antecede la guerra civil de 1861-65 y sigue sin dirimirse pese a la victoria federal.
La necesidad de una reforma migratoria es evidente, según expertos y políticos estadounidenses, lo ha sido por décadas, pero el último ajuste real a las leyes en ese sentido ocurrió en 1986 y desde entonces es un debate interminable que tiene incluso matices religiosos (una "caravana" autodefinida como "Ejército de Dios" hará mítines en la frontera para poner énfasis en la necesidad de cerrarla a las "fuerzas del mal").
Para los aspirantes políticos republicanos, a comenzar con el expresidente Donald Trump, la llegada de migrantes y peticionarios de asilo es una amenaza que debe ser contenida en la frontera con México, a la que consideran como fuera de control y a merced de grupos dedicados al tráfico de personas y de drogas.
La mayoría republicana en la Cámara de Representantes condicionó la asistencia militar estadounidense a Ucrania a medidas para cerrar la frontera con México al paso de indocumentados y traficantes.
Sí, hay prisa por resolver el problema. Pero no antes de las elecciones.
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
PAL