Al inicio del 2024, el conflicto entre Israel y Palestina continúa generando tensiones a nivel mundial y trasciende fronteras para convertirse en un fenómeno mundial. La guerra, que ha tomado un giro prolongado y devastador, ya no sólo involucra a las partes directamente afectadas, sino que ha arrastrado a diversos países y territorios a su órbita.
Sudáfrica, recientemente, presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), acusando a Israel de genocidio en la Franja de Gaza. El país africano detalló ocho actos que considera genocidas, incluso el asesinato y la expulsión masiva de palestinos de sus hogares, así como la privación de acceso a alimentos y asistencia médica adecuados.
La CIJ ha programado audiencias públicas para abordar esta denuncia, marcando un hito en la intervención legal internacional sobre el conflicto.
Este episodio refleja la creciente división global en bloques de apoyo y condena a las partes involucradas. Mientras algunos países como Estados Unidos, Reino Unido, Polonia, Australia, Francia, Ucrania y Países Bajos respaldan las acciones de Israel; otros, como Sudáfrica, Qatar, Libia, Túnez, Chile, Venezuela y Türkiye apoyan a las ideas y acciones de responsabilizar a la nación israelí por presuntas violaciones a los derechos humanos.
Es relevante señalar que la guerra no sólo se libra en el campo de batalla, sino también en el discurso político. Las palabras y acciones de líderes mundiales influyen en la percepción y la postura de las naciones frente al conflicto. La polarización de opiniones se traduce en una difícil búsqueda de soluciones, aumentando la complejidad de una resolución pacífica.
Incluso en México, un país geográficamente distante del conflicto, se han registrado manifestaciones de protesta contra los ataques de Israel a Gaza.
La intervención de Hezbolá en el Líbano, liderada por Hasan Nasralá, añade otro elemento a este complejo escenario. Nasralá defiende las acciones de la milicia respaldada por Irán como una "oportunidad histórica" para liberar territorios ocupados por Israel. Esto subraya las ramificaciones regionales del conflicto, más allá de Israel y Palestina, sino que tiene ramificaciones en toda la región.
El alarmante número de víctimas palestinas en Gaza encabeza la lista de acusaciones de Sudáfrica contra Israel. Según datos de la ONU, proporcionados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, al 18 de enero de 2024, se registraron más de 24 mil 620 muertes, de las cuales aproximadamente 70% son mujeres y niños. Estas cifras, en aumento semana a semana, presagian un 2024 incierto. A pesar del apoyo de la ONU en la mediación, la falta de una solución concreta y duradera resalta la impotencia de los foros internacionales frente a este conflicto.
En un mundo cada vez más interconectado, la guerra entre Israel y Palestina no puede considerarse un asunto local o regional. Su impacto trasciende fronteras y recuerda la importancia de abordar los conflictos de manera colaborativa y buscar entendimientos que promuevan la paz en toda la región y más allá.
POR TALYA ISCAN
CATEDRÁTICA, FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES, UNAM; UNIVERSIDAD PANAMERICANA
MAAZ