COLUMNA INVITADA

Ecuador y los signos del desgobierno: un vistazo al desmantelamiento de la seguridad

Las capacidades institucionales de las fuerzas de la ley y el orden en Ecuador habrían sido severamente rebasadas en sus primeros niveles de investigación

OPINIÓN

·
Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de México
Luis Miguel Martínez Anzures / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En días recientes el caos social ha estallado en Ecuador y por supuesto, en la mayor parte de los medios de comunicación en el mundo, la noticia no ha pasado desapercibida.  Aunque, si se analiza con detenimiento este fenómeno, se encontrará que, para la mayor parte de las personas en el escenario internacional, la crisis de seguridad en el país ecuatorial empezó desde agosto de 2023, cuando, a 11 días para la celebración de las elecciones presidenciales, Fernando Villavicencio, uno de los candidatos a ocupar la titularidad del ejecutivo en aquel país, fue asesinado al término de un evento político. Antes de esta fecha, en un discurso, había tenido el atrevimiento de confrontar a un mafioso de aquel territorio.

Desde entonces, el nombre del país sudamericano se volvió a escuchar, apenas este martes, cuando un comando armado entró al estudio de televisión y tomó las instalaciones del canal TC en Guayaquil, la segunda ciudad más importante de Ecuador. Los televidentes como puede apreciarse tardaron varios segundos en darse cuenta, de que no estaban frente a un performance o a una pesada broma orquestada por la empresa. Sino que, para su sorpresa, ante ellos, en vivo y a todo color, se transmitía la realidad ecuatoriana.

Pero más allá de las noticias que llegan a cuentagotas de aquella nación sudamericana, es importante señalar lo obvio: ese país lleva ya, cuando menos, tres años inmerso en una tremenda crisis de seguridad y muchos más, de antecedentes que explican los cambios estructurales en el combate a la inseguridad.  Con siete mil quinientos homicidios, el 2023 cerró como el año más violento de su historia reciente. Esa cifra significa 650% más de asesinatos que en 2018. Ese ritmo de crecimiento es el más alto del mundo y sobrepasa, por mucho, el de México durante el periodo 2006-2010.

Evidentemente esta situación, no solamente es anormal, sino que, además, retrata con muchos elementos la espantosa transición que ha vivido el gobierno de aquel país, en un lapso mayor a 10 años. Por ejemplo, si se comparará la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes, desde el año 2006, hasta la actualidad, se tendría el siguiente desarrollo:

Durante el 2006, se tuvieron un total de 1937 homicidios registrados, los cuáles se traducían en una tasa de casi 15 homicidios por cada 100 mil habitantes, una de las tres cifras más bajas, a nivel continental en aquél entonces. Mientras que el 2023, cerró con una tasa de 40 homicidios por cada 100.000 habitantes, situándose como el país más violento de la región continental y uno de los más altos a nivel mundial.

¿Qué fue lo tuvo que suceder a nivel societal y por supuesto institucional, para que el avance de la descomposición en el tejido social de ese país reflejara su evidente declive? ¿Cuáles serían los factores que explicarían esta situación de emergencia social y política en Ecuador?

¿Cómo llegó Ecuador, un país relativamente pacífico, a tener una de las tasas de homicidio más altas del mundo? 

De acuerdo con muchos especialistas regionales en temas de narcotráfico en la zona, como el analista ecuatoriano, Gabriel Hidalgo Andrade, y múltiples medios de comunicación internacionales, como Le Monde, la actual crisis de seguridad que sufre el país ecuatorial responde a diversos factores que van desde el nivel macro, hasta el nivel más modesto. Por lo que, si esta situación tuviera que analizarse de manera rápida, lo primero que saltaría a la vista, es que las capacidades institucionales de las fuerzas de la ley y el orden en Ecuador habrían sido severamente rebasadas en sus primeros niveles de investigación y operatividad por las células de la delincuencia organizada, además, de contar con una red de apoyo gubernamental en sus diferentes ordenes de gobierno, que impedirían que las fuerzas de la justicia, trastocaran sus intereses económicos y por supuesto, a los miembros de sus organizaciones.    

Después de este primer nivel de reflexión y estudio del fenómeno delincuencial y criminal en esta nación, lo que vendría seria, por supuesto, la revisión de los cambios a nivel estructural que las instituciones de administración y procuración de justicia han tenido a lo largo de estas décadas de cambios en el fenómeno delictivo en Ecuador. En este sentido, se podría apreciar que durante el gobierno de Rafael Correa, se edificó  un ministerio de justicia que, entre otras medidas, contaba con diferentes sectores de organización internos, como el de formación social al interior de las cárceles, orientada a la recuperación conductual de los reos en las prisiones de ese país, otorgándoles la oportunidad de obtener estudios universitarios o aprendiendo oficios para su reinserción social en sus comunidades, la inteligencia policial adscrita al ministerio del interior que se encargaba de englobar todos los temas de seguridad pública estableciendo estrategias conjuntas con orden y planeación estructural, existían coordinadores de seguridad a nivel territorial que brindaban orden y fungían como el primer nivel de respuesta institucional en contra de las diversas modalidades delincuenciales, así como, un Consejo Nacional de control de sustancias de estupefacientes.

Todo esto, así como la escuela de formación penitenciaria, sistemas de videovigilancia, policía de proximidad, además de las partidas de educación, obra pública, entre otros, fueron reducidos drásticamente y en el mejor de los casos fusionados (como el caso del ministerio de justicia). El resultado de estos ajustes presupuestales fue la diminución de la presencia del Estado, en diversos sectores estratégicos y productivos de la sociedad ecuatoriana, la cual, a una velocidad indescriptible, fue cooptada por la delincuencia organizada gracias a los vacíos de poder que el gobierno de Lenin Moreno empezó a incrementar mediante el conjunto de sus políticas públicas.  

Todo el proceso de descomposición anteriormente descrito, aunado a la importancia geográfica que representa en la actualidad el país de Ecuador, para el negocio global del narcotráfico y en específico para el procesamiento y producción de la cocaína en el mundo, sería el tercer nivel de análisis que ayudaría a explicar las razones de porque Ecuador, esta como esta, sin embargo, este último componente, es el menos exhibido o comentado en las mesas de análisis que abordan este fenómeno. Y como puede apreciarse, convenientemente es el factor que algunos no quieren que se ilumine, ya que trastoca muchos intereses económicos y por supuesto políticos.

En conclusión, se puede entender que el nivel de penetración y putrefacción de la clase política en Ecuador, versus el avance de la delincuencia organizada y el narcotráfico en específico, se ha dado, como resultado del ascenso y la movilidad que el negocio de la droga sintética ha tenido en la región, el cual se ha acentuado, como resultado de la cruzada en Colombia que ha iniciado en contra de este fenómeno el gobierno de aquel país y la inclusión de los cárteles, mexicanos en la disputa por las rutas comerciales de este lucrativo negocio. 

POR LUIS MIGUEL MARTÍNEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

PAL