Optó Marcelo Ebrard por dar un curso diferente a la historia y tiene hoy dos derroteros:
Enmendarse con Claudia Sheinbaum para acompañarla en la ruta 2024 y ser parte de la continuidad de la 4T, con los beneficios que eso conlleva para él y su grupo.
O caminar como candidato independiente de la 4T para buscar, “por su cuenta y riesgo” ser Presidente de la República y con ello restarle votos al Frente Amplio por México.
En cualquiera de los dos escenarios no está solo el ex canciller. Es muy probable que todo sea parte de un acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esa es una de las lecturas que tienen personajes cercanos al primer mandatario, porque ayer dio algunas señales.
Además de girar la orden para no agredirlo, hizo pública unas de las rutas por las que podría transitar el segundo lugar del proceso interno de Morena.
En su mañanera, externó que tiene muchas posibilidades de ser candidato independiente y pegarle al Frente entre la clase media, aquel sector de la población a la que el propio Presidente ha golpeado de manera permanente.
El planteamiento es muy simple porque, según el tabasqueño, lo único que necesita Ebrard es juntar firmas.
Lo que no reconoció es que la independencia del ex canciller es lo que más le conviene a Claudia y a Morena.
Tampoco dijo que Morena podría ayudarle a conseguir las firmas con la mano en la cintura, con tal de darle un segundo candidato a la 4T y fragmentar la elección con cuatro candidaturas: la de Morena, el FAM, MC y un independiente.
De esa manera, el partido guinda tendría la oportunidad de lograr un triunfo con mayor holgura.
Ahora bien, ayer se venció ante el INE el plazo para inscribirse como candidato presidencial independiente, por lo que el ex titular de la SRE no podría seguir esa ruta y para aparecer en la boleta tendría que ser cobijado por algún partido con registro.
Y la otra opción es que regrese al redil y reclame su derecho a la virtual candidata presidencial.
La mano de Claudia, queriendo o no, está extendida. No por un convencimiento real ni por una instrucción presidencial, sino por una conveniencia política pragmática.
Ebrard fue el coordinador de campaña de AMLO en la zona norte del país en 2018. Y ahora podría él convertirse en el coordinador de Claudia en la misma zona, Ricardo Monreal en el centro y Adán Augusto en el sur.
Una triada perfecta para tomar el control electoral del país, con la posibilidad de que cada uno de ellos lleve mano en la designación de candidaturas a las gubernaturas, diputaciones federales y senadurías.
Claudia se vería obligada a compartir el poder. Todos saldrían ganando porque existe la máxima de que “poder es territorio”.
Bajo esa lógica se inscriben los guiños que todo mundo le envió ayer a Marcelo. Y las siguientes horas son cruciales, porque, con base en la estrategia de Sheinbaum, iniciará ella una gira de agradecimiento por la República y la designación de quienes la representarán en las cinco circunscripciones electorales del territorio nacional.
De eso podría depender el triunfo o la victoria. Por eso es que, si bien es cierto que Ebrard no es indispensable, sí sería muy útil entre sectores importantes del norte de la República. La decisión, quiérase o no, está en sus manos.
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EN LAS PRÓXIMAS HORAS se definirá quiénes se subirán al proceso para elegir al candidato de Morena al gobierno de la CDMX.
Clara Brugada anunció ayer que dejará la alcaldía Iztapalapa, el 15 de septiembre, para buscar la nominación.
Se espera que haga lo propio el jefe de la policía, Omar García Harfuch, quien, con base en los sondeos internos del partido guinda, encabeza las encuestas cuando se pregunta ¿quién cree que será el candidato de Morena?
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Los candidatos independientes son como los unicornios de la política: todos hemos oído hablar de ellos, pero rara vez los vemos en acción”.
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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