LA ESCENA EXPANDIDA

Barro rojo arte escénico: un proyecto estable, tras 41 años

La compañía de danza contemporánea, dirigida por la coreógrafa y bailarina Laura Rocha, enriquece el mapa de la danza nacional Juan Hernández

OPINIÓN

·
Juan Hernández / La escena expandida / Opinión El Heraldo de México
Juan Hernández / La escena expandida / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El tesón, la disciplina y el rigor con los que trabaja la coreógrafa, bailarina y directora Laura Rocha, se han convertido en un estilo de vida que le ha permitido, como directora general, mantener no sólo viva, sino propositiva y pertinente a la Compañía Barro Rojo Arte Escénico (BRAE), que cumple 41 años de trabajo ininterrumpido, lo que significa la maduración de un proyecto artístico que ha evolucionado y adaptado a las épocas vividas.

Muchas veces hemos escrito sobre esta compañía, pero cada año sorprende con nuevas perspectivas, enfoques estéticos que producen interés, proyectos de formación de sus elencos a través de lo que podríamos llamar una extensión teórica, que se suma a la práctica cotidiana del entrenamiento del cuerpo.

Mente y cuerpo, dirían los clásicos. Bajo esa premisa, la directora general de Barro Rojo Arte Escénico trabaja cotidianamente con el elenco de su compañía, para imprimir en ella el pensamiento que subyace a la práctica escénica, porque se trataba de entender a la danza no como la representación efímera, sino como un universo que, a través de la cultura dancística, permite el saneamiento de la sensibilidad y el espíritu.

La espiritualidad que ofrece la danza es de vital importancia en un momento en el que la humanidad vive crisis importantes en varios frentes de su acción vital. La danza, en ese sentido, tiene una importante función: la de fortalecer el tejido social y religar a las comunidades, en un espacio-tiempo físico común, fortaleciendo las identidades culturales que son múltiples en México.

Barro Rojo Arte Escénico se fundó en Guerrero, en 1982, desde entonces ha sido un referente de la danza nacional. Pero la compañía no se quedó anclada a su nacimiento, caminó, creció y desarrolló un discurso artístico, cuyo sentido se relaciona estrechamente con el momento histórico, político y social en el que vivimos.

Se entiende que BRAE tiene un lenguaje, una estética, una propuesta artística y una filosofía de la danza, pero lo artístico es político, es social, es cultural y tiene que ver con los procesos íntimos y públicos de sus audiencias. Sin eso, el arte de la escena sería solo decoración.

La moda hoy, como en otros tiempos, se convierte en el uniforme de las agrupaciones artísticas de la danza. Barro Rojo ha mantenido su identidad y se resiste al impulso de ingresar al universo de quienes se regodean en una forma de presentar la danza como un acto de virtuosismo técnico y rebosante de parafernalia escénica, que lo único que hace es ocultar las limitaciones de algunos creadores para generar un discurso pertinente, arriesgado y cercano a las audiencias en el siglo XXI.

Barro Rojo Arte Escénico celebrará 41 años de existencia, en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, del Sistema de Teatro de la CDMX, que dirige Ángel Ancona, con mucha solvencia y visión. Repondrán “No me voy solo, vuelo… (a Sabín), de Laura Rocha y Francisco Illescas, y se estrenará la obra “Del ocaso del silencio”, de Miguel Gamero. Así, la compañía sigue sumando obras al mundo. Obras que nos permiten entendernos, mirarnos, escudriñarnos, desnudarnos espiritualmente y en nuestra condición humana.

Debemos resaltar que BRAE es una de las pocas compañías estables en México, con un proyecto artístico y enfocado a la formación permanente de sus integrantes. Producto del esfuerzo continuo de muchas generaciones que han pasado por la compañía. Integrantes que vivieron en BRAE sus mejores años y volaron a otros rumbos, luego. Si de algo se puede jactar la compañía es de sembrar y cosechar no sólo para su parcela, sino para todo el territorio de lo que podríamos llamar la república de la danza mexicana.

El momento actual de la compañía escénica mexicana si bien es de madurez, también enfrenta, como todo aquello que está vivo, la vulnerabilidad, que debe ser atendida desde su interior con inteligencia y sensibilidad.

La presencia firme y fuerte de la directora general Laura Rocha es, indudablemente, el corazón de esa compañía. No es un caso de excepción; es parte de la tradición de la danza mexicana y de sus creadoras, las madres del arte coreográfico que se desarrolló en todo el siglo XX y que hoy está en las manos de una nueva generación de creadoras, entre las que resalta Rocha, quien reafirma de manera cotidiana su pasión por la danza, a la que ve no sólo como una profesión sino como el estilo de vida que eligió y en el que pone compromiso: la mayor parte de su tiempo y vida.

Rigurosa, fuerte y capaz, Rocha además es generosa, porque sigue con el trabajo en colectivo, cree en el trabajo de grupo, permite el desarrollo de sus bailarines, forma a nuevos coreógrafos a quienes abre la puerta al quehacer profesional. La compañía es una fuente de trabajo y de conocimiento. Sus obras tocan fibras profundas en el espectador, porque le hablan de las cosas que le preocupan y de aquello que les pasa. La identidad de la compañía no podría entenderse si ésta no atendiera las identidades de sus audiencias.

Enhorabuena. Y que sean muchos años más de trabajo artístico que, como hasta ahora, enriquece el mapa de la danza nacional.

POR JUAN HERNÁNDEZ
IG:@JUANHERNANDEZ4248  
TW: @ISLAS33

EEZ