COLUMNA INVITADA

Antros: IP, comunidad y autocuidado

La muerte del empresario Iñigo Arenas muestra irregularidades relacionadas principalmente con la operación de los negocios y sus empleados

OPINIÓN

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Salvador Guerrero Chiprés/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México
Salvador Guerrero Chiprés/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para nuestras personas, hijas e hijos, tenemos expectativa innegociable de un regreso seguro después del entretenimiento nocturno.

Empresarios de restaurantes, bares, cualquier variedad de antros, afters —no reconocidos por la ley—, solamente pueden ser supervisados por la autoridad y/o referidos por la disposición asertiva ciudadana para denunciar cuando existen claras irregularidades. 

Por ahora no pueden ser responsabilizados por las decisiones de los clientes, pero perfectamente, como ocurre en Estados Unidos, por ejemplo, deberían asumir una parte del compromiso de cuidado por el parroquiano o comensal, cumplir la interrupción de venta a personas que balbucean o se tambalean y procurar la oferta de ayudar con una llamada a personas según la disposición de los propios clientes. En todo caso, el autocuidado es indispensable.

Muchos no quieren ser ubicados, exhibidos en relación con sus familias o sus parejas y tienden a quedarse solos en la búsqueda de su aventura, especialmente después de las 3:00 am, cuando ingresamos en un momento de mayor depredación patrimonial o sexual en horarios favorecidos por las goteras, quienes pueden actuar por su cuenta o ser parte de organismos delictivos de los cuales tienen conocimiento algunos empresarios indispuestos a una denuncia que los coloca en riesgo a ellos mismos.

Se buscan otros espacios, allá en la periferia de la capital nacional donde complicidades diversas permiten opciones de supuesto disfrute y consumo de sustancias con menor supervisión y más riesgo… y donde no pueden ser reconocidos.

De acuerdo con la Ley de Establecimientos Mercantiles, en la CDMX todos deben dejar de vender alcohol a las 2:30 am y terminar el servicio a las 3:00, con posibilidades de extenderse dos horas. En el Estado de México la venta y consumo debe acabar a las 2:00.

En la práctica no ocurre así. La muerte del empresario Iñigo Arenas, en el Black Royce de Naucalpan, hace dos semanas, o el caso de una joven presuntamente intoxicada y encerrada en el baño de un bar de Santa Fe, en octubre pasado, muestran irregularidades relacionadas principalmente con la operación de los negocios y sus empleados. Se culpa siempre solamente a los trabajadores, como ahora ocurre en el Estado de México.

Empresas, policías municipales y estatales, sentido de comunidad solidaria respecto de quien se encuentre sola y vulnerable, así como consumo responsable son clave en conjunto. Y falta. Revisemos las normas de operación de quienes actúan semilegalmente o de quienes en abierta ilegalidad buscan responder a la expectativa de una noche donde puede ocurrir todo. Prohibido y costoso hasta la muerte, como ha sido.

El operativo La Noche es de Todas y de Todos, implementado por el gobierno de Martí Batres, con participación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, el Instituto de Verificación Administrativa y la Subsecretaría de Programas de Alcaldías y Reordenamiento de la Vía Pública representa un avance. Ahora tenemos evidencia de que necesitamos más.

POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS

COLABORADOR

@GUERREROCHIPRES

MAAZ