COLUMNA INVITADA

El museo y su público

¿Es el museo un espacio para la infancia? Si nos basamos en la concepción de este recinto

OPINIÓN

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Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador  / Opinión El Heraldo de México
Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

¿Es el museo un espacio para la infancia? Si nos basamos en la concepción de este recinto como un lugar público, definitivamente sí, todas las personas son bienvenidas. Sin embargo, no todos comparten esta visión. Para algunos, la presencia de bebés y niños puede interferir con la experiencia personal e íntima que buscan tener con la obra de arte. Aquí se enfrentan dos grupos que representan un amplio espectro de visitantes de estos espacios.

Con la democratización de la cultura a partir del siglo XVIII, comenzó un prolongado proceso en el que el museo y la sociedad han experimentado cambios en su relación. Antes de los museos, existían las colecciones privadas o los llamados gabinetes de curiosidades, a los que solo la nobleza o las élites podían asistir.

Posteriormente, con el movimiento ilustrado, surge el museo como institución pública con dos objetivos principales: conservar el patrimonio cultural de la nación y ser un lugar de educación. Para el diecinueve algunos de estos espacios estaban destinados principalmente para los eruditos, limitando el acceso a ciertos días y con la exigencia de obtener permiso. 

En el veinte se intensificó la apertura de los servicios museísticos a toda la población, sobre todo a comienzos de los años setenta. Se transformó la visión del almacén, por la de un espacio multifacético y educativo, siempre en búsqueda de innovar en las formas de atraer a un público cada vez más variado. La nueva museología comprendió que el visitante era tan importante como el objeto expuesto.

Existen diversos estudios que se dedican a analizar los diferentes tipos de público que asisten a los museos en la actualidad. Un estudio particularmente interesante fue realizado por Eliseo Verón y Martin Levasseur para el Centro de Arte G. Pompidou en 1983, en el que hicieron una analogía comparando a losvisitantes con animales: las hormigas son los más disciplinados y quienes siguen las instrucciones con facilidad; las mariposas son aquellos que se pasean libremente por las exposiciones; los saltamontes visitan solo las obras destacadas, ya que disponen de poco tiempo, y por último están los peces, que se desplazan desorientados y con cierta desconfianza dentro de este espacio. ¿Y los pequeños? 

Muchos niños muestran una curiosidad innata y una disposición para explorar que pueden ser alimentadas por experiencias educativas. Este enfoque requiere una inversión significativa en recursos y personal, pero los beneficios en términos de promover el interés, el aprendizaje y crear un público fiel pueden ser considerablemente grandes.

Cuando los niños no van con la escuela, suelen ir con sus familias, por ello los museos deben ser conscientes de las necesidades prácticas de este tipo de público y adaptar sus instalaciones para satisfacerlas. Existen distintos modelos y objetivos que persigue cada propuesta museística. Una atención meticulosa a estos detalles puede contribuir a que las visitas  resulten más agradables y menos estresantes para toda persona, lo que incrementa la probabilidad de que éstas vuelvan.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

MAAZ