Querida Xóchitl:
Te conocí hace años cuando iniciabas apenas tu vida profesional. Te admiré entonces y sigo admirándote ahora. Tu destino sigue siendo el mismo: abrirte camino en medio de la adversidad muy segura de ti misma, de tu valía de mujer, de tu altísima dignidad. Te mueve el amor a tu patria, a tu familia, a tu gente y el compromiso de sacar de la pobreza a quienes nacieron en desventaja, como tú.
Hoy, como entonces, la soberbia y el poder de quien se creen invencible, —para quien representas una seria amenaza— se interpone en tu camino con la intención de hacerte claudicar. No te dejes como cuando de niña, ese macho que nunca falta intentaba sacarte a aventones de la cola de las tortillas.
Supiste defenderte entonces y sabrás defenderte ahora con la diferencia que no estás sola. Te necesitamos para recuperar ese México en que tanto soñamos, ese México incluyente en el que todos nos demos la mano como hermanos. Un México sin esa violencia que, incitada por la descalificación y el odio mana a borbotones desde Palacio Nacional, contaminándolo todo. No caigas en las provocaciones de quienes ostentan el abuso del poder.
Aléjate de quienes pretendan manipular tu opinión en temas que dividen intentando llevar agua a su molino. No te dejes arrastrar por grupos radicales que lo único que hacen es suscitar división. No permitas que las ideologías te asocien a gamas multicolores ajenas a tu idiosincrasia y modo de ser.
Lo tuyo, como repetidamente lo has dicho, es resolver los problemas de país, enderezar su rumbo, lo tuyo es estar a favor de todo lo que es bueno y próspero, empezando por la vida, a favor de las madres y la crianza de sus hijos, a favor de la educación y de la salud, a favor del bienestar y la integración de las familias.
Sabemos que apoyas a las mujeres, pero también a los hombres, ambos merecen oportunidades de trabajos mejor remunerados que les garanticen prosperidad.
Sigue adelante, déjate ver con la verdad de lo que eres: esa mujer fuerte ante las adversidades, segura de sí misma, echada para delante, empresaria y política, madre pendiente de sus hijos, esposa y compañera, mujer libre para volar a sus anchas y comerse el mundo para compartirlo después con los demás.
Xóchitl sigue adelante confiando en ti misma, y en millones de mexicanos que vemos en ti un futuro de esperanza. Pero sobre todo confía en Dios, en la fuerza de la verdad y en su Amor infinito que no sabe fallar.
POR PAZ FERNÁNDEZ CUETO
COLABORADORA
PAZ@FERNANDEZCUETO.COM
MAAZ