Esta semana se realizó un encuentro en Nueva York donde la aspirante opositora a la presidencia de Venezuela, María Corina Machado, presentó su propuesta de reformas económicas. Machado es una política muy popular en su país y actualmente lidera las encuestas rumbo a las elecciones primarias para definir el candidato de la oposición que se enfrentará a Nicolás Maduro en 2024.
A la reunión organizada por el Consejo de las Américas asistieron los asesores económicos de la precandidata, pero María Corina tuvo que participar de manera virtual, porque el régimen venezolano le tiene prohibido salir de su país. No puede subirse a un avión ni siquiera para viajar dentro de Venezuela. No sólo eso, también acaba de ser “inhabilitada” por el gobierno de Madura para ocupar cargos públicos hasta 2038. La historia parecería novela de ficción, si no fuera porque se repite lastimosamente en América Latina.
En la última seudo contienda presidencial en Nicaragua, realizada en 2021, el dictador Daniel Ortega aseguró su cuarta reelección apresando a los siete candidatos de oposición y a más de 150 dirigentes empresariales, religiosos, periodistas y hasta antiguos aliados ahora críticos del régimen represivo y de terror impuesto por Ortega y su esposa desde que volvieron al poder en 2007.
Ante la creciente presión internacional, en febrero de este año Ortega puso a 222 presos políticos en un vuelo a Washington, desterrados por traición a la patria y despojándolos de su nacionalidad. Sólo el obispo de Matagalpa rechazó el exilio y sigue preso al día de hoy.
En Guatemala se celebraron elecciones en junio, bajo un gobierno cada vez más autoritario que ya había cancelado las candidaturas de varios opositores para favorecer a la exprimera dama Sandra Torres.
Pero Torres no alcanzó los votos suficientes, por lo que tendrá que enfrentar en segunda vuelta a su más cercano competidor, Bernardo Arévalo.
El centrista Arévalo dio la sorpresa y podría llevarse el triunfo en agosto de no presentarse algún nuevo obstáculo por parte del régimen, como la suspensión de su partido Semilla decretada por un fiscal acusado de corrupción en Estados Unidos.
Esta semana, la Corte constitucional de Guatemala otorgó amparo contra dicha suspensión y salvó la candidatura de Arévalo.
Otro caso es El Salvador, donde el presidente Nayib Bukele anunció que buscará la reelección, no obstante estar impedido por la Constitución.
El mandatario, que se describe como “Filósofo Rey”, aspira a quedarse en el cargo respaldado en su elevada popularidad por combatir la inseguridad encerrando, literalmente, a 68 mil salvadoreños sospechosos de pertenecer a bandas criminales. A su favor tiene además una mayoría leal en el Congreso y jueces de la Corte que avalan su permanencia.
Así las historias de líderes autoritarios, obsesionados por conservar el poder. No las perdamos de vista.
POR VERÓNICA ORTIZ
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