Su potencial no se limita solo al ámbito laboral, sino que abarca también aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). A medida que profundizamos en el conocimiento de la IA, es esencial comprender tanto lo que ya sabemos como lo que aún estamos por descubrir. Además, debemos considerar cómo podemos aprovechar esta tecnología para obtener beneficios y acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas.
En el mundo laboral, la IA ha demostrado ser capaz de realizar tareas que antes eran exclusivas de los seres humanos. Según un informe de McKinsey, se estima que para el año 2030, la IA podría automatizar alrededor del 30 por ciento de las actividades laborales en un 60 por ciento de las ocupaciones existentes. Sin embargo, este informe también señala que la IA podría generar un crecimiento económico adicional que compensaría las posibles pérdidas de empleo, creando nuevas oportunidades y aumentando la productividad.
Pero la IA no se limita sólo al ámbito laboral. Tiene el potencial de impactar positivamente los aspectos ESG y contribuir al logro de los ODS. Según un informe de PwC, se estima que la IA podría tener un impacto económico global de hasta 15.7 billones de dólares para 2030, y contribuir a abordar desafíos clave de sostenibilidad, como la reducción de emisiones de carbono, la gestión eficiente de los recursos naturales y la promoción de la igualdad y la inclusión social.
En el ámbito ambiental, la IA ha sido utilizada para mejorar la eficiencia energética en diferentes sectores. Google, por ejemplo, aplicó algoritmos de aprendizaje automático para reducir el consumo de energía de sus centros de datos en un 40 por ciento. Además, la IA ha sido utilizada para el monitoreo y la predicción de fenómenos climáticos, como la detección temprana de incendios forestales y la predicción de patrones climáticos para la agricultura sostenible.
En cuanto al ámbito social, la IA ha sido utilizada en aplicaciones médicas para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades. Un algoritmo de IA, según un estudio publicado en la revista Nature, superó a los dermatólogos en la detección de cáncer de piel, mostrando un mayor nivel de precisión. Además, la IA ha sido utilizada en el sector educativo para personalizar la enseñanza y adaptarla a las necesidades individuales de los estudiantes, mejorando así los resultados académicos.
En términos de gobernanza, la IA ha sido utilizada para la detección de fraudes y la lucha contra la corrupción. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha utilizado técnicas de IA para identificar patrones de transacciones sospechosas y prevenir el lavado de dinero. Además, la IA ha sido utilizada en el análisis de grandes volúmenes de datos gubernamentales para mejorar la toma de decisiones y la planificación estratégica.
Estos ejemplos demuestran el potencial y los beneficios tangibles que la IA puede aportar al mundo laboral y a los aspectos ESG. Sin embargo, es importante tener en cuenta los desafíos éticos y regulatorios que surgen con su implementación. La protección de la privacidad de los datos, la equidad en el acceso y el uso responsable de la IA son aspectos clave que deben abordarse para garantizar un impacto positivo y sostenible.
Para aprovechar al máximo el potencial de la IA y acelerar el impacto positivo en los ESG y los ODS, se requiere una acción concertada. Es necesario establecer marcos éticos y regulatorios sólidos que guíen el uso responsable de la IA en todos los aspectos, desde la protección de la privacidad de los datos hasta la equidad y la transparencia en los algoritmos. La colaboración entre los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y la comunidad académica es fundamental para impulsar el desarrollo de la IA y asegurar que se utilice de manera ética y beneficiosa.
Además, se debe invertir en investigación y desarrollo de IA, así como en la adquisición de habilidades digitales necesarias para utilizar y aprovechar plenamente esta tecnología. La capacitación de profesionales en el campo de la IA, así como la promoción de la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) desde las etapas tempranas de la educación, son aspectos clave para asegurar que los beneficios de la IA sean accesibles para todos y no aumenten la brecha de habilidades existente.
POR MICHELLE FERRARI
Michelle.ferrari@greatculturetoinnovate.net
IG: @michferrarib
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