A un poco más de 15 meses de que el Presidente de México termine su periodo presidencial, es nombrada una nueva titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, poco tiempo para que pueda encauzar nuevos proyectos y reorientar diversos temas en materia de política exterior. Le tocará terminar el sexenio.
Sin embargo, ha creado amplias expectativas en internacionalistas y diversos miembros del servicio exterior mexicano con quienes he tenido la oportunidad de conversar, a efecto de que la Cancillería mexicana pueda retomar nuevos aires y desechar muchos vientos viciados.
La nueva titular, quien tomará posesión de su nuevo cargo antes de que finalice el presente mes, desde septiembre de 2022 se desempeña como Embajadora de México en Chile. También fue jefa de Gabinete en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) bajo el mando del entonces secretario Kofi Annan, así como, subsecretaria general de administración en el periodo de Ban Ki-Moon. Desde 2008 hasta marzo del año pasado, ocupó la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La embajadora Bárcena es bióloga de profesión por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cuenta con una maestría en la Universidad de Harvard. Es autora de varios libros, ha ocupado diversos puestos públicos en México y en el exterior, y presenta un especial interés en temas de medio ambiente y de desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe, enfocado a un cambio del modelo económico que ha prevalecido en la región durante décadas.
De acuerdo con información de prensa, fue muy activa en sus años de estudio en la UNAM y participó en el Comité de Lucha de la facultad de ciencias de esa Universidad.
La agenda internacional de México es amplia, sin embargo, hasta ahora no se le ha dado la importancia que un país como es México requiere. Es indispensable retomar el liderazgo internacional que en muchas épocas nuestro país tuvo, particularmente en la fragmentada América Latina, donde las confrontaciones innecesarias con algunos países hermanos tuvieron lugar, a falta de profesión y protocolo diplomático, en franco deterioro de las relaciones bilaterales. Léase, por ejemplo, Panamá, Perú, Bolivia y la Alianza del Pacífico. La diplomacia es negociación y habilidad.
Será necesario recomponer estas relaciones. Seguramente la nueva titular, experta en América Latina y el Caribe, dará una especial atención a la integración latinoamericana para abordar sus grandes retos, región asolada por la pobreza, la fragmentación ideológica, la corrupción y la violación a los derechos humanos y democráticos, por mencionar sólo algunos.
La confrontación ha sido mala consejera en la región, donde una visión integral ha estado ausente, así como el oficio diplomático. En este contexto, Brasil y México son esenciales en la integración latinoamericana.
También se deberá transitar por mejores caminos en nuestros vínculos con América del Norte, Canadá y Estados Unidos, especialmente con este segundo país con el que se mantienen temas de especial relevancia como el comercial y en materia de seguridad, no exentos de revoltijos y frecuentes confrontaciones, y donde la imposición migratoria ha sido lamentable, costosa y vergonzosa para México. La diplomacia mexicana deberá retomar su cauce protocolario y su lugar. En fin, la agenda es amplia donde prevalecen también dos regiones importantes como Europa y Asia-pacífico, con oportunidades para la cooperación y el comercio.
Lamentablemente, también me comentan algunos miembros del Servicio Exterior Mexicano (SEM), que perciben marginación y falta de atención y respeto por parte de autoridades de la SRE hacia esta importante institución y hacia sus miembros, que se ha forjado durante muchos años y hoy es ampliamente reconocida en México y en el exterior, como una institución profesional y especializada.
Diversos países cuentan con un servicio exterior y México no es la excepción, es necesario para desarrollar una diplomacia profesional y no improvisada en función de los intereses y la política exterior de nuestro país. Consideran que falta una mejor consideración hacia este gremio profesional, acercamiento y la respuesta a una gran gama de temas pendientes y que se quedaron en el tintero de la administración saliente de la Cancillería, que afectan su carácter profesional en materia escalafonaria, de ascensos y cargos en el exterior, ocupados políticamente.
Un legado que puede dejar un Canciller es un servicio exterior fuerte y profesional, en beneficio del país. Un gran número de los miembros del SEM pertenecen a la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM), institución profesional que puede coadyuvar a estos objetivos.
Seguramente la nueva Canciller tomará esencialmente los temas urgentes y de mayor relevancia por el limitado tiempo de la presente administración presidencial. Por ello, deseamos a la nueva Canciller el mayor de los éxitos.
POR OMAR HURTADO
Embajador de México (r)
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