WASHINGTON. Los recientes llamados del presidente Andrés Manuel López Obrador para que los hispanos se nieguen a votar por candidatos republicanos que ataquen a México, y en concreto por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, son recibidos en Washington con un grano de sal.
Nadie sabe exactamente cuál pueda ser el impacto real de esos llamados, pero desde luego, se cree que es limitado en el mejor de los casos.
Sin embargo, llama la atención: por un lado, DeSantis es un aspirante a la candidatura presidencial republicana y, al menos por un tiempo, se pensó que sería un duro rival para el expresidente Donald Trump. Las posiciones políticas son muy similares, pero en su intento de ser más trumpista que Trump DeSantis parece haber cometido algunos excesos y varios errores, como pelearse con la poderosa compañía Disney a propósito de los derechos de minorías sexuales, y en otros marcos, censurar libros de historia, prohibir algunos más, y aunque esto no le ha afectado con sus partidarios, se lanzó contra los inmigrantes, especialmente los indocumentados, envió "refuerzos" a Texas para capturar migrantes o solicitantes de asilo a los que envió por avión o autobús a sitios como Nueva York.
En pocas palabras, hizo lo que cualquier mini-Trump hubiera hecho, incluso la amenaza de cerrar la frontera con México. No que el homenaje le haya caído bien a Trump, que califica a DeSantis como traidor por tratar de desplazarlo.
Por otra parte, López Obrador es un gobernante que ha denunciado varias veces la injerencia estadounidense en México, y en concreto el financiamiento de agencias de ese país a grupos críticos de su gobierno.
Ante esos señalamientos, que a veces han precedido a los llamados para evitar que los latinos voten por ciertos candidatos en Estados Unidos, preguntó el exembajador en México Earl Anthony Wayne, "¿es correcto que los estadounidenses llamen a los mexicanos a votar en cierta forma?"
Al margen del debate sobre intervencionismo o no-intervencionismo inherentes en los llamados del Presidente mexicano, la situación ha sido aprovechada por elementos del Partido Republicano, y llevó ya a que se presente una propuesta de resolución para condenar el "injerencismo" del mexicano.
La verdad es que López Obrador le habla a su público, y sus contrincantes republicanos al suyo.
Si alguien lo escucha en Estados Unidos es difícil de evaluar. Por un lado, una buena parte de los mexicanos radicados en este país, incluso residentes legales, no son ciudadanos todavía y no votan. Paralelamente, aunque la mayoría de los hispanos son de origen mexicano, en Florida no lo son: de acuerdo con los datos conocidos, son algo más de 630 mil, pero sólo 14 por ciento de una población que, según estimaciones de la Universidad de California, es 28 por ciento cubana, 21 por ciento puertorriqueña, 18 por ciento sudamericana.
En otras palabras, va a ser difícil que le hagan caso.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
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