El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha sido sometido a una presión inusual de los partidos políticos con el intento por restarle facultades que llevó a los líderes de partidos (Morena, PRI, PAN), presuntamente inconciliables, a que estuvieran dispuestos a votar en concenso.
El tiempo del debate fue mínimo y su gestión desastroza por la proximidad de fallos que podían perjudicar a las cúpulas partidistas. Pero finalmente recularon.
La historia de decisiones del tribunal ha impactado a todos los partidos, pero aquellas que ha tomado respecto a Morena, así como al PRD previo a 2012, le han convertido en institución-adversario. Lejos de la autocrítica, el morenismo y las izquierdas partidistas históricas, han tenido en las normas, agumentaciones y acciones jurídicas, un Talón de Aquiles que también se observa cuando son gobierno.
El descuido de la técnica jurídica es afrontado, no con perfeccionamiento de sus equipos jurídicos, y si con discurso político y maniobrerismo. Los ejemplos son abundantes: si Clara Brugada fue retirada como candidata por incumplimiento de normas en su designación, la acusación de ser jueces de consigna y la maniobra de Juanito, se impusieron.
Ya en 2011, por ejemplo, el TEPJF había resuelto ilegal una prórroga a dirigencias y al Consejo Nacional del PRD, derivado de una queja por la violación de derechos de militantes, algo similar a lo que se ha revisado por stos días en Morena.
Y es que, en Morena ya van por las mismas que el PRD y las decisiones han sido de escándalo: en 2021 incumplió con informes de fiscalización y el tribunal confirmó el retiro de unas 60 candidaturas, entre estas la de Raúl Morón en Michoacán y la de Félix Salgado Macedonio en Guerrero, ambos izquierdistas históricos.
Luego están los conflictos internos que en los mexicanos partidos de izquierda suelen radicalizarse porque son facciosos. Quizás sólo en Morena se habían atemperado porque se fundó más como plataforma para López Obrador que como partido.
Transitar de eso a convertirse en un partido en forma, es algo reciente pero que, para el caso, está en marcha con el surgimiento de facciones alineadas a la sucesión presidencial de 2024, un hecho que aumenta su conflictividad.
Para Morena, el caso más delicado de esta semana versaba sobre la permanencia de su dirigente Mario Delgado por un año más del período para el que fue electo. El proyecto de la magistrada Janine Otálora, daba la razón a una facción denominada la Convención Nacional Morenista, cuya cabeza visible es John Ackerman, quien ahora, dada la derrota del proyecto de Otálora y con este de su propia demanda, sostiene que cuatro magistrados cedieron a la presión.
De ser verdad que los magistrados cedieron a las presiones, o peor aun, a reconvenciones o acuerdos en lo oscurito, la sensación que queda es que más allá de la procura de la legalidad, se actúa otra vez bajo consigna, una idea que no es tan descabellada por la fragilidad personal de los integrants de la Sala Superior.
Por lo demás, aun con el fallo favorable, Mario Delgado ni siquiera ha defendido lo que se relaciona con la legalidad, pues ha dicho que los magistrados escucharon a la militancia de Morena. Así queda el precedente para que una decisión que les perjudique, sea litigada en medios sin comprometer la congruencia.
NOTA AL PIE
El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, ha sido objeto de mención en este espacio por una razón: más silencioso que sus adversarios, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard en la carrera por la sucesión presidencial, ha sido persistente en construir alianzas con los gobernadores.
Luego de su gira por Veracruz la semana pasada, este sábado viaja a Mazatlán Sinaloa donde presidirá una reunión de seguridad y turismo con los gobernadores del noroeste y, donde sostendrá encuentros privados clave para su proyecto que, en el noreste tiene ya puentes de confiabilidad, hasta con los gobernadores de oposición.
POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ
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