Viajé el fin de semana de la Ciudad de México a Aguascalientes para asistir a la Feria Nacional de San Marcos, que este año tiene una edición pletórica de estrellas taurinas y del espectáculo, y que espera superar los ocho mil millones de pesos en derrama económica, así como rebasar la barrera de los 10 mil empleos directos, de acuerdo con lo que me confirmó José Ángel González, presidente del Patronato organizador.
Pero, aunque efectivamente atestigüé el lleno total de la Monumental Plaza de Toros y del camino que une el Jardín San Marcos con la Isla San Marcos, lo que más llamó mi atención fue ver la incorporación de migrantes extranjeros a la economía local, algo que no había observado fuera de la capital: ocurrió afuera del Templo de la Inmaculada Concepción, en un tianguis, en pleno centro histórico.
Me detuve en un puesto de frutas a comprar mangos, pero detecté que los dos dependientes no eran mexicanos. Al inquirir sobre su nacionalidad, el chico me respondió que era cubano, mientras que la joven que despachaba la fruta dijo ser venezolana. Detrás de ellos había dos extranjeros más. Les pregunté cómo les va aquí, respondieron que bien.
Sólo hay dos alternativas para esta incorporación: o son los dueños del pequeño negocio, o son coordinados por el líder del tianguis. Lo segundo es más probable, pero lo primero no es descartable.
En cualquier caso, se rompe una de las prácticas más comunes de la absorción de migrantes ilegales a un país: la invisibilidad. En todo el mundo es una norma no escrita que los migrantes ilegales urbanos laboran en el trabajo doméstico, en la cocina de los restaurantes, o en las obras de construcción. Es difícil detectarlos.
Pero, interactuar con ellos como responsables de comercios, es algo que ocurre hasta que las personas adquieren residencia legal.
Otro fenómeno que llamó mi atención fue la escasez de terreno libre en toda la región. La promesa del desarrollo manufacturero parece estar cumpliéndose a cabalidad en el Bajío, donde ya casi no se encuentran terrenos sin alguna vocación económica específica. ¿Por qué ocurre ello? Porque prácticamente toda la inversión de nearshoring evalúa esta zona en paralelo al norte (Nuevo León y Coahuila) para decidir dónde destinar recursos.
Todo indica que la apuesta de posicionamiento de El Gran Bajío (Aguascalientes, Querétaro, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato y Michoacán), organización que encabeza Federico Quinzaños, está rindiendo frutos. La zona crece: necesita gente y le escasean los centímetros. Es un problema feliz, pero problema, al fin y al cabo, y requerirá una fina política pública constante hacia el futuro.
WHITE & CASE
Este jueves la prestigiosa firma de abogados White & Case, que encabeza aquí Francisco de Rosenzweig, celebrará 30 años de operar en el país.
POR CARLOS MOTA
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MAAZ