El pasado domingo la ola rosa tomó la plaza pública más importante del país y desde luego de la Ciudad de México, el Zócalo, un espacio que por tradición se ha utilizado para manifestar el repudio al régimen oficial y a las políticas autoritarias. Lo que el domingo vivimos fue una manifestación distinta, donde predominó el enojo ciudadano, su voz de repudio y la protesta pacífica.
Todos los que asistimos estamos convencidos de defender al INE, no por interés político o económicos oscuros, no por estar en contra de nadie, sino porque somos demócratas y apoyamos las elecciones libres, transparentes, pero sobre todo donde el narco no meta las manos.
Desde los 14 años he asistido a decenas de marchas y manifestaciones, la del domingo fue una expresión natural de repudio, de gente que tiene miedo a que una persona o un partido se perpetúe en el poder, porque esa ha sido una batalla que en México se ha dado desde hace décadas en diferentes espacios.
El plan orquestado desde el gobierno federal es idéntico a quien lo encabeza: misógino, machista y atropella a las mujeres, pues ignora la paridad de género en candidaturas, esa que los hombres siguen pensando es una concesión a las mujeres, esa que tiene apenas unos meses que hicimos realidad, pero que por lo visto incomoda a quien habita en Palacio Nacional y ahora quiere quitar.
Lo más grave, como coincidieron en señalar los oradores de la concentración del domingo, abre la puerta al narco para imponer a sus candidatos y quién sabe si también a la próxima persona que encabece la presidencia de la República, por eso estamos preocupados y no queremos que las reformas del llamado Plan B pasen. Por eso pedimos a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que hagan respetar la ley.
En México no queremos que los poderes fácticos y el narco gobiernen, porque sabemos lo que pasa con una sociedad y una nación cuando el narco impone su ley y a quienes gobiernan. Por eso el domingo la voz de miles de mexicanas y mexicanos se alzó. Nadie quiere violencia, a nadie le gusta vivir con miedo y amenazado.
Por desgracia tenemos mucha idea de lo que significa vivir en tierras donde el narco domina todo, incluyendo la esfera política, y eso es a lo que nos negamos, por eso pedimos a la Corte y sus integrantes que no olviden que el llamado plan B incluye es una serie de reformas con un sello inconstitucional, que, por si fuera poco, viola el principio de equidad.
Quienes el domingo llegaron al Zócalo, lo hicieron para decirle a los ministros que confiamos en ellos, en su talante democrático y en que defenderán la vida democrática del país, también para expresarles nuestro respaldo y gritarles que no están solos, porque sabemos que se viene una embestida contra ellos.
Lo que viene no será fácil, estamos frente a un momento determinante en la historia del país y en la construcción de una agenda de cambio en donde todos estemos involucrados.
POR KAREN QUIROGA ANGUIANO
SECRETARIA NACIONAL DE IGUALDAD DE GÉNERO DEL PRD
@KARENQUIROGAAN
PAL