Con el mes de la mujer llegando a su fin, pienso en cómo esta práctica ha impactado el movimiento y a quienes se han sumado, porque no se trata solo de transformar la realidad, sino de preguntarnos desde qué lugar lo estamos haciendo. ¿Desde el querer quedar bien? ¿Desde el anhelo de pertenencia? ¿O desde una creencia genuina en la causa?
Para generar cambios, debemos primero construir juicios críticos que nos lleven a entender los motivos por los que deberíamos de hacer modificaciones en primer lugar. Actuar desde una convicción profunda y no una apariencia vacía.
Hace algunos años decir un chiste machista en la mesa era políticamente correcto. Hoy, una de las cosas que se aplaude socialmente es premiar a las mujeres y “darles su lugar”. Pero hacerlo solo por ir con la corriente no funciona, solo resta valor a la mujer y sus reivindicaciones. La diversidad siempre resulta enriquecedora, pero no debe ser excluyente. Las mujeres no necesitamos ser reconocidas por ser mujeres.
Lo que es cierto, de acuerdo con investigaciones de Daniel Goleman, es que “existe una fuerte necesidad de que más mujeres en la fuerza laboral asuman roles de liderazgo”.
Los datos de 55 mil profesionales en 90 países recopilados entre 2011 y 2015 por Richard E. Boyatzis, Daniel Goleman y Hay Group, concluyen que las mujeres emplean de manera más eficaz que los hombres las habilidades blandas, las cuales son cruciales para un liderazgo y rendimiento empresarial superior.
Las llamadas "soft skills" han ganado relevancia en los últimos años. Hoy las empresas buscan personas con ese perfil. Pues a medida de que la automatización y la Inteligencia Artificial transforman industrias, las habilidades sociales se vuelven vitales, porque son las únicas que no se pueden reemplazar.
El Informe de Tendencias Globales de Talento 2019 de LinkedIn encontró que el 92 por ciento de los profesionales de contratación sentían que las habilidades blandas eran igual o más importantes que las habilidades duras a la hora de evaluar a un candidato. Y el 80 por ciento dijo que son cruciales para determinar el éxito de una empresa.
Ser vulnerable, escuchar y ponerte en los zapatos de otros son habilidades natas de un liderazgo femenino. Las mujeres debemos identificarlas y fortalecerlas. Si analizamos los resultados de lo que sucedió en la pandemia, podemos ver que aquellas que ejercieron un liderazgo destacado lo hicieron de la mano de las soft skills.
Hoy las mujeres no podemos darnos el lujo de decir yo no quiero, yo no puedo. Tenemos que aprovechar los lugares y las oportunidades. Y si se nos aplaude, que sea por un motivo justificado.
La credibilidad se gana con esfuerzo y resultados, no con aplausos políticamente correctos que premian solo una cuestión de género.
Es importante crear una sociedad diversa, donde las mujeres puedan ser lo que quieran y quepa el esfuerzo de todas. Donde cuando se aplauda, sea por el talento.
Por María Milo
BLOG: www.mariamilo.mx
IG: @mariaamilo
MAAZ