“La fuerza no proviene de la capacidad física, sino de la voluntad indomable”. Indira Gandhi.
El 8 de marzo es un día que conmemora la lucha y celebra los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos, además de reconocer la larga historia de disputas y sacrificios para conseguirlos. En todo el mundo, las voces de mujeres niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y adultas mayores han sonado al unísono clamando por justicia, así como por el reconocimiento de derechos y garantías de equidad e igualdad.
Para la jornada de esta conmemoración se organizan marchas y manifestaciones para denunciar que todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar la tan deseada y real igualdad entre hombres y mujeres. La Ciudad de México no ha sido la excepción.
Algunas de las demandas más escuchadas durante esta jornada de manifestaciones son los reclamos a la autoridad por las omisiones en los procesos de investigación de casos de violencia, desapariciones y feminicidios no clasificados, así como la violencia contra niñas y adolescentes. La realidad es que la violencia no ha disminuido en México.
La violencia contra las mujeres se ha trasladado de manera alarmante a otros ámbitos como el deportivo, tal es el caso del fútbol, donde ya existen denuncias en contra de jugadores a quienes se les acusa de valerse de su posición de estrellas para engañar a mujeres, con actos que han violentado la integridad y dignidad de sus víctimas. Sin embargo, los propios clubes deportivos protegen a los agresores, entorpeciendo las investigaciones, negando los actos cometidos por sus jugadores y manteniéndolos activos en sus actividades deportivas, sin limitaciones sobre sus actos.
Las mujeres agredidas se han organizado para exigir a las autoridades la aplicación de los protocolos de protección a su integridad, pero sobre todo la persecución de los delitos y el castigo a los abusadores. Como el caso del movimiento de mujeres “Ola Azul”. Debemos luchar por que se castigue a los responsables y a quienes los protegen, así de oscuro es el tema de los casos de violencia de género en este ámbito.
No es aventurado señalar que hay un retroceso, ya que a pesar de que la Ciudad de México es gobernada por una mujer, las cifras de violencia contra este género se mantienen en niveles de alta incidencia. El miércoles 8 de marzo, las autoridades locales apagaron las luces de la plancha del Zócalo para terminar con la concentración de mujeres, aun cuando todavía estaban presentes miles de ellas, lo que sin duda fue un acto de intolerancia y falta de sensibilidad.
Pero este movimiento de mujeres no necesita de luz artificial; brilla con luz propia, porque le asiste la razón, la justicia y la verdad de buscar que la sociedad sea una en la que las mujeres podamos salir y regresar tranquilamente a casa, sin temor a ser agredidas, violentadas o desaparecidas. Se ha vuelto muy común el uso de ácidos, las agresiones con altos niveles de violencia, las transgresiones sexuales que finalizan en un feminicidio.
Es prioritario que desde cada trinchera contribuyamos a alcanzar esa sociedad que todas anhelamos. Nos podrán apagar las luces del Zócalo, pero nunca nos apagarán la luz de la esperanza y de la igualdad.
POR SILVIA SÁNCHEZ BARRIOS
DIPUTADA LOCAL DE LA CDMX
@SILVIASANBARR
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