LA NUEVA ANORMALIDAD

Salman Rushdie tiene nuevo libro

A seis meses del atentado que le llevó a perder un ojo, el escritor sigue apostando por la victoria de las palabras

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de México
Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Luce mejor que antes. Más atractivo. Más interesante, como dicen las mujeres cuando hablan de un hombre de cierta edad. Chaparrito, regordete y sonriente, Salman Rushdie se antojaba un miscast para el papel de luchador por la libertad intelectual que desafiaba orondamente una amenaza de muerte que llevaba dos décadas pendiendo sobre su muy literal cabeza. En la foto publicada antier en The New Yorker –la primera desde que fuera víctima de un atentado hace seis meses– luce a un tiempo perfectamente reconocible y dotado de un espíritu todo otro, que sienta mejor a su personaje.

Sabíamos que había perdido un ojo a resultas del ataque; en efecto, en la imagen lleva anteojos nuevos, una de cuyas lentes aparece oscurecida, lo que lo integra a un linaje de rudos monoculares que va de John Ford a Ziggy Stardust. Ha perdido también peso –20 kilos, según el texto de David Remnick– y pelo. El rostro luce no sólo curtido sino marcado por una cicatriz, secuela de las puñaladas. Su semblante es el de un hombre que ha atravesado el infierno. Su sonrisa –contenida, resuelta, apenas irónica–la de uno que vivirá para contarlo.

Si Rushdie ha aceptado tomarse esa foto y ser objeto de ese perfil es por una razón corriente en la vida de un escritor: un nuevo libro a promover, a la sazón una novela titulada Ciudad Victoria (Random House). Al parecer anclada en el habitual imaginario mítico del autor, pero también en una nueva conciencia de las reivindicaciones del feminismo contemporáneo, trataría de una utopía resistente al patriarcado imaginada por su protagonista, recién huérfana de madre.

En la entrevista Rushdie habla de su deleite en construir nuevos mundos a través de las palabras y –todavía más pertiente– de la victoria de las palabras. Pero también, de manera inevitable, del atentado y sus secuelas. De la necesidad de leer no en papel sino en un iPad, a fin de hacer más grande la tipografía. De la dificultad de teclear en la computadora, dado que las heridas le dejaron insensibles las yemas de la mano derecha. De la imposibilidad de escribir en este momento de su vida y la posibilidad de remontarlo (“Una de las bondades de tener 75 años y haber escrito 27 libros es saber que, si uno sigue empeñándose, algo vendrá”.) De la certeza de que escribirá sobre la experiencia, y de que lo hará en primera persona.

Rushdie habla también de su agresor (“un idiota… no pienso más de él porque no lo conozco”) y de su decisión de hacer una vida lo más normal posible a pesar de la fatwa decretada en su contra por el Ayatola Jomeini en 1989 (“Las tres cuartas partes de mi vida literaria han tenido lugar después de la fatwa… Uno no puede arrepentirse de haber vivido.”).

Salman Rushdie tiene nuevo libro, y no será el último. Perdió un ojo pero no se perdió a sí mismo.

Victoria.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG: @nicolasalvaradolector

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