COLUMNA INVITADA

Los libros de texto gratuitos

En el salón de clases se respiraba una alegría. Sentados en sus pupitres, las niñas y los niños

OPINIÓN

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Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de México
Rubén Martínez Cisneros / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En el salón de clases se respiraba una alegría. Sentados en sus pupitres, las niñas y los niños veían con interés las cajas de cartón que contienen los libros de texto gratuitos. Expectantes, veían como los maestros abrían las cajas. Un aroma agradable invadía el espacio; iniciaba la entrega de ellos.

Los mentores repartían a los párvulos paquetes de los cuadernos que contenían el grado escolar que cursaba el niño. Mi libro de cuarto año, con las materias Historia y Civismo, Geografía, Aritmética y Geometría, Estudio de la Naturaleza, y Lengua Nacional.

Los maestros pedían a los educandos forrar los libros, por lo que había que llegar a la casa lo más pronto posible, pues era necesario ir a comprar papel tipo manila, cartoncillo, plástico, pues, al otro día, ya deberían estar bien presentados, con el respectivo nombre de la escuela y del alumno.

La portada, creación de Jorge González Camarena, misma que se apreciaba con admiración y respeto “representa a la nación mexicana avanzando al impulso de su historia y con el triple impulso –cultural, agrícola, industrial– que le da al pueblo”, se lee en las primeras páginas; las anteriores ediciones fueron engalanadas por el pintor Raúl Anguiano, donde figuraban Hidalgo, Juárez y Madero.

La Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito nació el 12 de febrero de 1959, en el sexenio de Adolfo López Mateos, quien firmó el decreto el cual señala entre otros aspectos, “…la Educación Primaria impartida por el Estado –Federación, Estados y Municipios– ha de ser, además de obligatoria, gratuita”. Y agrega: “… dicha gratuidad sólo será plena cuando además de las enseñanzas magisteriales los educandos reciban, sin costo alguno para ellos, los libros que les sean indispensables en sus estudios y tareas…”.

En 1960 se inicia el reparto de los textos. Sus primeros años de vida se vieron cuestionados. La investigadora Valentina Torres Septién señala, en el libro A 50 años de los libros de texto gratuitos, que “la UNPF, el PAN, el Movimiento Familiar Cristiano y la jerarquía católica, así como algunas escuelas particulares declararon su inutilidad…”, más aún, agrega la investigadora, el 31 de enero de 1962, en Monterrey, Nuevo León, la Comisión Organizadora de la Unión Neolonesa de padres de familia convoca a una manifestación en el palacio municipal, “Sí lo aceptáramos, ¿qué podrá impedir que de un año para otro ese texto único y obligatorio traiga ideas tendenciosas que vayan llevando a nuestros hijos hacia la doctrina comunista”.

Datos ofrecidos por comunicación social de la SEP señalan que en el presente periodo escolar se entregaron más de 152 millones de ejemplares de preescolar, primaria, telesecundaria, educación especial y educación indígena.

Para la distribución de los ejemplares se requieren cuatro mil viajes para completar la entrega de todos los libros de texto a más de 220 mil escuelas distribuidas en el país, donde imparten clases 148 mil 324 maestras y maestros. Asimismo, se distribuyeron 4.1 millones de libros destinados a la educación indígena, 15 veces más que el ciclo escolar anterior. De las 68 lenguas indígenas existentes en México, se atendieron 25 lenguas.

POR RUBÉN MARTÍNEZ CISNEROS

COLABORADOR

MAAZ