En la actualidad, uno de los grandes retos que enfrentamos las personas de todos los rincones del planeta es el cambio climático. Se trata de un problema que trasciende fronteras y que requiere medidas urgentes. Es, sin embargo, un fenómeno tan grande como complejo. Su origen y posterior profundización tienen que ver con un sistema económico y un modelo de producción que primaron la explotación masiva de los recursos naturales en favor del consumo humano.
Lo anterior ha causado dinámicas tan complejas como la sobreproducción por encima de las necesidades humanas, la generación excesiva de residuos y la globalización de un modelo de industrialización voraz. ¿Qué podemos hacer ante un escenario de crisis general como el que enfrentamos? Personas científicas, estudiantes y activistas han iniciado una conversación necesaria que hoy debe permear en las legislaciones y las políticas públicas.
Uno de los conceptos clave de dicha conversación es el de la economía circular. Hablar de economía circular es aceptar que el modelo de economía lineal está completamente rebasado por la realidad de la crisis ambiental. Así pues, la economía circular busca cumplir tres objetivos: Reducir al mínimo la producción de desechos, aprovechar al máximo la vida útil de los recursos extraídos y producidos y cerrar las brechas de desigualdad en el acceso a productos que se encuentran en el mercado, pero no son accesibles para todas las personas.
No obstante, lograr la transición a este modelo también requiere un esfuerzo de todos los actores sociales: el Estado, el sector productivo y las personas. Es necesario generar nuevos consensos sociales para rediseñar toda la economía pensando de forma sostenible en la cobertura de las necesidades.
Con esto en mente, el Congreso de la Ciudad de México ha asumido un compromiso claro con la aprobación de la Ley de Economía Circular, con el apoyo de todas las fuerzas políticas. La ley aprobada por el legislativo local partió de las iniciativas de la y el diputado de Morena, Fernando Mercado y Esperanza Villalobos, y del diputado del PVEM, Jesús Sesma.
La Ley apuesta por sentar un precedente que genere cambios significativos en la Ciudad e inspire al resto de las entidades del país. Esta Ley parte de los principios de integralidad, progresividad, sustentabilidad, autosuficiencia, participación social, transversalidad, responsabilidad compartida, solidaridad, jerarquización y regeneración.
En este contexto es que, con el ánimo de poner el ejemplo, solicité a la Junta de Coordinación Política del Congreso CDMX que se realicen las acciones necesarias para transicionar a nuevos y mejores modelos de consumo, y así abandonar el uso de plásticos de un solo uso.
Lograr un nuevo modelo económico es, sin duda alguna, un tema de derechos humanos e igualdad. Por ello, será necesario que todos los sectores y poblaciones asuman la responsabilidad que les toca en dicha transición. Tanto los grupos de atención prioritaria como los sectores empresariales y emprendedores, todas, todos y todes, debemos ser parte de este proceso.
Temístocles Villanueva Ramos
@TemistoclesVR
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