DESDE AFUERA

México, Perú y la Celac

Parecería que el mandatario mexicano desea lanzar el organismo a un papel de consulta y decisión más allá de su actual rol de expresión

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador abrió una gran interrogante cuando anunció que someterá al Grupo de Río la entrega al gobierno de Perú de la Presidencia pro-témpore de la Alianza del Pacífico.

El mandatario mexicano es renuente a entregar el cargo anual a la que considera como Presidenta espuria de Perú, Dina Boluarte, porque "no quiero legitimar un golpe de Estado".

El tema, sin embargo, es más complicado de lo que parece.

Por un lado, la Presidencia temporal de la Alianza del Pacífico no es de gobiernos, sino que se asigna a países al margen de su régimen. Pero el mandatario del país en turno es también el Presidente pro-témpore de la coalición. 

El diferendo ya provocó irritación entre los gobiernos mexicano y peruano.

Pero al referir el caso a la Celac parecería, por un lado, que el mandatario mexicano desea lanzar el organismo a un papel de consulta y decisión más allá de su actual rol de expresión de intencionalidad política.

AMLO y otros han expresado el deseo de que la Celac se convierta en un mecanismo de consulta y coordinación que tome el lugar de la Organización de Estados Americano (OEA) y de paso en un interlocutor con EU y el mundo.

El fortalecimiento de la Celac sería propiciado por la actual marea rosa, una confluencia de gobiernos progresistas o "de izquierda" en al menos una docena de países de la región (Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, México, Nicaragua, Perú, Venezuela y caribeños).

Pero la presencia de tres gobiernos considerados como abiertamente represivos y aún dictatoriales, no ayuda a la Celac y creó ya polémicas en México.

La Celac parece haberse convertido, por ahora, en un foro de resonancia para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, cuya llegada al poder por tercera vez, el  primero de enero de este año, y el regreso brasileño a la Celac, han sido señalados como inicio de una nueva era para el organismo.

Curiosamente, sin embargo, fue el gobierno de López Obrador el que resucitó la Celac en 2019, luego de dos años sin reuniones y la salida de Brasil bajo el gobierno de Jair Bolsonaro.

Algunos aliados de Lula da Silva en América del Sur han expresado la convicción de que debería darse prioridad a fortalecer a la Unión de Naciones de América del Sur (Unasur), como mecanismo de integración económica y punto de partida para consolidar la Celac.

En ese sentido, se podría preguntar si al poner la decisión sobre la Presidencia de la Alianza del Pacífico en manos de Celac no se trataría también de reivindicar un papel de liderazgo, al ofrecerle un papel determinante sobre un diferendo entre dos gobiernos y de paso un papel decisorio sobre un grupo de integración subregional.

La duda menos probable se refiere a si se busca la intervención de la Celac como una forma de salir de una enrevesada  situación político-diplomática, sin retractarse de sus opiniones.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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