DEFINICIONES

Ahí van de nuevo

Cada quien su marcha. Es la estampa más visible, y reciente, de la polarización creciente que enmarca la adelantada sucesión presidencial de 2024

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta película ya la vimos. Viene la segunda parte. Es la estampa más visible, y reciente, de la polarización creciente que enmarca la adelantada sucesión presidencial de 2024.

Unos y otros se confrontan. Se entiende que haya quienes, acostumbrados a la corrección política y el cuidado de las “formas”, no conciben que haya debate público. No entienden que se critique duro al presidente y que el presidente responda. No consideran positivo que ciudadanos salgan a las calles a manifestar sus ideas y las defiendan desde el espacio público. Pero en una democracia, en un ambiente de libertades, la participación ciudadana debe ser bienvenida. Marchas y protestas, mítines y manifestaciones nutren la discusión y son síntoma de pluralidad. Escuchar voces distintas en causas distintas, construye ciudadanía.

Las voces únicas, por el contrario, son reflejo de autoritarismo. Hacia finales del año pasado, fuimos testigos de movimientos diametralmente opuestos que tomaron las calles. Ambos, lograron copiosas concentraciones. El primero -dijeron quienes participaron- en defensa del INE. El segundo, en apoyo al presidente López Obrador, en el marco de su cuarto año de gobierno.

Ahora vendrá la segunda parte de algo que resultó, en términos políticos, rentable para ambos bandos; les dio cohesión. Este domingo 26 de febrero saldrán miles de ciudadanos “en defensa del INE”, aunque el presidente asegura que estarán defendiendo “la corrupción y hasta a García Luna”. Unas semanas después, el 18 de marzo, en el marco del aniversario de la Expropiación Petrolera, AMLO ha llamado a los suyos a encontrarse en el Zócalo capitalino.

Unos y otros, sobra decirlo, tienen el mismo derecho a tomar la calle, caminar, y expresarse. Más, si como ocurrió el año pasado en ambos casos, las marchas y mítines se desarrollan de manera pacífica. También eso es de celebrarse. En un régimen autoritario, donde se limitaran las libertades, eso sería impensable. Es, pues, plausible que cada quien pueda salir a defender en lo que crea.

Es natural que unos digan que su marcha fue más potente y concentró a mayor número de personas. También es de esperarse que quienes asistieron a una vean mayor fuerza en la suya y ataquen –y hasta estigmaticen- la otra. Un punto medio no nos vendría mal, para no perder perspectiva y reconocer que en este país hay diversidad de opiniones y voces.

También sería sano llamar a las cosas por su nombre. La marcha en defensa del INE, bajo la premisa #ElINENoSeToca, es en realidad un airado reclamo a un gobierno, y una protesta contra una persona: el presidente. Esa fue la causa que movió a decenas de miles el año pasado a salir a manifestarse. De igual forma, la marcha que respondió a la primera, no fue para conmemorar el cuarto año de un gobierno, sino para cerrar filas y mostrar respaldo absoluto a un hombre: López Obrador. Ambas cosas están bien; caben en el México plural que somos, encajan en lo diversa de nuestra sociedad.

Lo que no es ni constructivo ni sano es que ambos polos no puedan escucharse entre sí, que sus diferencias trasciendan el terreno de la divergencia pública para estacionarse en el pleito personal. Ojalá superemos eso, a todos conviene y toca.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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