MIRANDO AL OTRO LADO

Memoria es historia y también futuro

AMLO gobierna fugándose hacia adelante. Deja tras de sí una estela de destrucción

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de México
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

AMLO gobierna fugándose hacia adelante. Deja tras de sí una estela de destrucción, anticipando que la gente se olvidará de las cosas que hizo, buscando reinventarse a cada paso, creando cortinas de humo y escándalo para que sea prácticamente imposible seguir sus huellas.

Un día todo ese historial reaparecerá en los anales de la historia del país, junto con los engaños y mentiras que son el sello indeleble de su paso por la política en México. La historia es pasado, presente y futuro.

Hoy le favorece ser Presidente, que es el peldaño que más beneficia a los engañabobos de la política. Y la mañanera es el espacio perfecto para crear diariamente una nueva realidad, para dejar atrás las mentiras de ayer y preparar el terreno para las nuevas que surgirán mañana. Para él, el arte de la política es la prestidigitación en tiempo real. Es crear múltiples puertas y espejos que hacen juego el uno con el otro y, así, mantener al país sumido en la confusión.

Por estas razones, rescatar fragmentos de memoria sirve para ver hacia atrás y ubicar dónde estamos hoy y ayuda a ver hacia adelante como un ejercicio necesario para poder juzgar dónde está parado el país, que ha aceptado y tolerado y qué es lo que no debiera aceptar o tolerar de ahora en adelante.

Pongo a disposición una situación recordada en agosto de 2005 referente al ejercicio del poder que hacía AMLO como jefe de Gobierno, y como su método de gobierno prefiguraba lo que iba a suceder hoy, teniendo al mismo personaje en el poder, pero ahora en la presidencia.

En ese momento AMLO había encarcelado a Carlos Ahumada, empresario, por haber hecho préstamos a figuras importantes de su gobierno, como René Bejarano y Carlos Imaz. La prensa había descubierto una trama de corrupción dentro de su gobierno, que inevitablemente recuerda a la trama de Segalmex, en el actual gobierno obradorista, y a los contratos otorgados por sus hijos a sus contratistas favoritos.

Es decir, la corrupción es un signo característico de sus regímenes, en medio de furibundos ataques a “la corrupción de antes”. No la de ahora, sino la de antes.

Escribí el 5 de agosto de 2005: “Carlos Ahumada cumplió su amenaza: se cosió los labios en protesta por las condiciones carcelarias impuestas por órdenes de Andrés Manuel López Obrador. Ante la reciente excarcelación de René Bejarano…y la nunca realizada consignación de Carlos Imaz, producto del acuerdo político de sumisión de la pareja Sheinbaum-Imaz con AMLO, una sola cosa quedaba al descubierto: el Gobierno del Distrito Federal tiene un preso político.”

Desde esos tiempos, AMLO mostró su disposición a utilizar el instrumento judicial-policial para perseguir a quien consideraba sus enemigos, y a beneficiar a quienes consideraba sus aliados, siempre y cuando se subordinan a él. Es la operación de la venganza política sin miramientos. Hoy esa es también una de las características del gobierno federal con López Obrador a la cabeza. La Fiscalía es un instrumento de represión política y de venganzas personales.

En 2005 ya se debatía la posibilidad de que López Obrador fuera candidato a la Presidencia de la República. En ese mismo agosto escribí: ”Pero el problema (del uso de la fuerza del Estado para las venganzas políticas) es de mucho más largo aliento. Tiene que ver con la posibilidad de que acceda a la Presidencia de la República en el 2006, e impulse ese “método de gobierno” a nivel nacional. ¿Será que se pretende utilizar al vasto aparato represivo del Estado mexicano para asegurar no sólo la consolidación de un proyecto político, sino también su perpetuación en el tiempo, más allá de un sexenio?”.

Hoy es evidente que López Obrador está tratando de perpetuar no sólo a su partido en el poder, sino a sí mismo, dentro o fuera del aparato gubernamental. Desde 2006 era posible ya captar su intencionalidad reeleccionista, bajo cualquier modalidad posible en el momento.

En 2006 observé este peligro: “Sería una cruel ironía para México y la historia que el partido que supuestamente fusionó al cardenismo y el socialismo ahora se convierta en el verdugo de las libertades democráticas y, bajo los argumentos históricos más exagerados, justificara la represión y el encarcelamiento de sus opositores.”

La acelerada militarización emprendida por López Obrador es, sin duda alguna, la antesala al establecimiento de un nuevo tipo de régimen político en México, al margen de los preceptos constitucionales. Se proyecta implícitamente un tipo de gobierno cívico-militar, o totalmente militar, donde las libertades democráticas y el respeto a los derechos humanos tendrían que restringir severamente, al grado de extinguirse. Y esto en el contexto de los autoritarismos de izquierda que se extienden por todo el continente latinoamericano.

En esa fecha también escribí: “¿Suena descabellado? No lo creo. La paranoia y la desconfianza han sido los signos característicos del gobierno local desde el 2000. La seguridad paranoica del evento de despedida de AMLO en el Auditorio Nacional es reflejo de ello, como lo es el entrenamiento de las gacelas (su cuerpo de seguridad compuesto por mujeres) en Israel para cuidar a AMLO en campaña.”

Para López Obrador en la presidencia, quien no se someta a sus dictados son considerados un peligro de vida para él. Sus odios se combinan con sus terrores para hacer de él un mandatario convencido de que necesita rodearse de militares, como ningún presidente lo había hecho antes. Pero no cualquier militar, sino militares sumidos en la corrupción como pieza para asegurar su lealtad hasta la muerte. Aunque esto sea una simple ilusión de un paranoico obsesionado con su propia muerte.

Y sigue el análisis en 2005: “Ahora el proyecto político del PRD es curiosamente su autoaniquilamiento. La exigencia de AMLO, que parte de sus terrores más hondos, es la necesidad de destruir todo lo que le dio vida para poder dormir tranquilamente. Pero nunca dormirá tranquilo, pues una vez que se siente perseguido por fantasmas, siempre percibirá ese peligro. Hoy se vive perseguido por el “fantasma” Cárdenas y hará todo lo necesario para liquidarlo, elegantemente si es posible, y si no es posible lo hará sin elegancia”.

Dicho y hecho: AMLO finalmente rompió con el PRD y formó su propio partido donde se siente que todo peligro fantasmagórico se ha alejado. Es el dueño del partido, no existe una democracia interna que lo incomode y lo ha construido para que le sea absolutamente leal y servil.

Finalmente vino el augurio para el futuro. “Los labios cosidos de Ahumada pueden ser un aviso ominoso de lo que viene para la nación. Advierte el peligro de tener un gobernante que, sumido en la paranoia, prefiere atacar y encarcelar a sus oponentes, utilizando para ello a sus empleados sumisos, doblegados y carentes de pensamiento propio.”

Efectivamente ahora AMLO se ha rodeado de empleados “sumisos, doblegados y carentes de pensamiento propio”.

Desde 2005 era posible visualizar cómo sería el gobierno con AMLO, 18 años después.

Al repensar nuestra historia, no era imposible presentir la deriva autoritaria, militarista y corrupta que emprendería AMLO como Presidente de la República. Viendo la historia, vemos el futuro. Ahora toca cambiar ese rumbo.

POR RICARDO PASCOE PIERCE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com

@rpascoep

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