Ha transcurrido más de un mes desde los atentados terroristas de Hamás al pueblo de Israel. Un mes del que pasó de la sorpresa de la vulnerabilidad de Israel, con 240 personas secuestradas por este grupo islamista. Un mes de una una respuesta brutal de Israel en contra del pueblo de Palestina, sobre todo la franja de Gaza, dejando a su paso muerte, desplazados, crisis de comunicación, hambre, miles de heridos y desolación. Dentro de estos 31 días han surgido un par de perspectivas -acompañadas de sus respectivas narrativas-, ¿quién es la verdadera víctima? ¿Israel debe “matar la mosca con un lanzallamas”? Veamos.
Para poner en contexto debemos remitirnos a los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 que sufrió el pueblo norteamericano a manos de Al-Qaeda. Fueron escenas que se quedarán en la historia del mundo, así como la respuesta estadounidense avalada e incluso aplaudida por todo el orbe. Eran los albores del nuevo siglo y el mundo entero estuvo de acuerdo en exterminar a Osama Bin Laden y a todo el grupo de terroristas a su mando. En la actualidad, la respuesta de Israel ha sido muy similar en magnitud para terminar de una vez y para siempre a los grupos extremistas de Hamás y la Jihad Islámica llevándose en las espuelas a toda aquel se oponga a su paso, sin embargo la comunidad internacional hoy no está tan de acuerdo.
Israel, así como lo hizo Estados Unidos en su momento, no puede permitir que el orbe vea que tiene vulnerabilidad y menos ante los ataques de un grupo terrorista. Por lo que en la respuesta -de manual- debe responder esa afrenta multiplicada a la -n- potencia, sobre todo, para mandar un mensaje claro a sus enemigos más cercanos, como es el caso de Irán, que dicho sea de paso, es quien presuntamente financia a este, y otros más, grupos terroristas. Pero, Netanyahu se ha equivocado en su narrativa de realpolitik del siglo XX (entre otros yerros, claro), pues no puede decir ni actuar en total desacato de los derechos humanos del pueblo palestino, ya que Hamás no es igual a Palestina.
Refiero a la narrativa porque después de un mes de conflicto bélico, Israel, ante los ojos del mundo o gran parte de ellos, ha pasado de ser la víctima a ser el victimario. Y el primer ministro de Israel, no ha reflexionado ni un poco acerca de ello, ya que aunque legalmente está en su derecho de contrarrestar a los terroristas y no sostener ningún tipo de negociación con ellos, legítimamente ha perdido simpatías a nivel mundial. Incluso el Secretario General de la ONU ha declarado que “Gaza es un cementerio de niños”, después de los ataques israelíes a esta zona palestina con la más alta densidad de población a nivel mundial.
Así, cumplido un mes de guerra, las narrativas, medios de comunicación o legitimación son importantes, pero lo es más las vidas humanas de las tropas involucradas, de los civiles y de las niñas y niños. Hoy se cuentan más de 10,000 personas que han muerto desde el comienzo de la guerra, entre ellas, más de 4,100 niños y 2,600 mujeres, sumado a más de millón y medio de personas desplazadas en condiciones deplorables. Hamás seguirá en su rol de terrorista e Israel en el de Estado víctima, lo cual significa que esta guerra seguirá sin tregua. Por humanidad, por humanismo, un alto al fuego ya.
POR ADRIANA SARUR
@ASARUR
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